Por motivo de estar asistiendo a un taller sobre cacao auspiciado por el Gobierno de la República Federativa de Brasil por intermedio de su dependencia el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento, y coordinado por la Alianza de Países Productores de Cacao (COPAL), celebrado en la ciudad de Salvador, estado de Bahía del día 15 al 19 de junio del año que discurre, no pude, durante las dos últimas semanas escribir el artículo sabatino que durante más de veinte años he venido colaborando con este matutino.

En el año 2001 se había celebrado una Asamblea General de la COPAL en Ilheus, Bahía, y en esa oportunidad tuvimos la oportunidad de visitar las instalaciones de la Comisión Ejecutiva para Proyectos de Cultivos Cacaoteros (CEPLAC) la institución más grande para todo lo relativo con cacao con un personal de aproximadamente 3,800 y una finca experimental de más de mil hectáreas. En esta ocasión, aunque no tuvimos el privilegio de ir a dicha institución, la delegación brasileña estaba compuesta en su mayoría por funcionarios de la CEPLAC.

El tema seleccionado para este taller fue: “Coordinando las políticas nacionales de los productores hacia una economía mundial sostenible”. Después de que cada país hiciera una presentación sucinta, fueron presentados los casos de Brasil, Cameron, Costa de Marfil, Gabón, Ghana, Malasia, Nigeria y República Dominicana.

Brasil hizo una dramática presentación en donde señaló, entre otras cosas, que los ecologistas se opusieron al plan que ellos denominaron Cabruca, consistente en la eliminación de los grandes árboles sombreadores y sustituirlos por especies que agregaran valor para el productor, como eran árboles maderables y frutales. A ese respecto, hicimos una comparación de nuestra posición, en donde como consecuencia de los últimos ciclones hemos visto cómo las enormes amapolas (eritrinas) son arrancadas de cuajo por el viento y caen sobre los cacaotales, haciendo grandes estragos en la plantación.

Nuestro país fue seleccionado para hacer la presentación de la formulación y sustentación de las políticas cacaoteras en el sector privado. El tipo de organización que posee la República Dominicana, su Comisión Nacional del Cacao, en donde participan todos los sectores de la cadena de valor, productores independientes, cooperativas y asociaciones por un lado y exportadores e industriales por el otro, presididos por el sector público (secretario de Estado de Agricultura), es el modelo ideal al cual aspira la mayoría de los países miembros. Desgraciadamente, en alguno de los países, especialmente los africanos, la política dirigida de compra y exportación por Juntas Gubernamentales controladas sin participación de los sectores, imposibilita que los productores reciban un mayor precio por su cacao. No obstante lo anterior, hemos recibido invitación de Nigeria para exponer en el país el sistema operativo nuestro.

La reunión terminó, con la firma de la “Declaración de Salvador de los Países Productores” en la cual se ponía énfasis en las negociaciones sobre el nuevo Convenio Internacional del Cacao que se iniciaran las discusiones en el próximo mes de abril 2010, en Ginebra, Suiza, bajo los auspicios de las Naciones Unidas por medio de la UNCTAD. Si los países productores de cacao quieren tener cierta hegemonía y sobre todo una mayor rentabilidad por su producto, deben estar atentos y enviar sus mejores delegados para que no suceda como en el Convenio del 2001, en el cual, por desidia o por dejadez, fuimos apabullados por los países consumidores que impusieron cláusulas muy beneficiosas para ellos. La alerta ha sido dada, debemos ir unidos y decididos a que nuestro producto sea valorizado.