Carmelo Rodero, quien pertenece a la cuarta generación de una familia de viticultores y que ha continuado esta tradición a la cabeza de Bodegas Rodero, fue invitado por los ejecutivos de El Catador para guiar a un grupo de invitados a una experiencia sensorial.

En un ambiente cálido y elegante, Rodero detalló como la base de una gran vino se compone de unas buenas uvas, y destacó que desde su primera elaboración en 1991, todos sus vinos han sido premiados en ferias y catas internacionales más importantes, gracias al cuidado extremo en su proceso de elaboración.

“Elaborar un buen vino requiere un cuidado minucioso con el fin de evitar tratamientos artificiales. Por esta razón, elaboramos vinos de forma natural que den placer al que los consume”, dijo Rodero durante la presentación.

Los invitados degustaron Carmelo Rodero TSM 2011, Pagos de Valtarreña 2011, Crianza 2012 y Tinto 9 Meses 2013, todos criados en barricas cien por ciento de roble francés.
La selección de vinos sorprendió por su excepcional complejidad, estructura y elegancia, además de potencia, expresión frutal y excelente frescura, reflejando la madurez alcanzada por esta casa.
Durante la actividad, los invitados les fueron mostrados los viñedos de Pedrosa de Duero, un lugar enclavado en la denominación de origen Ribera del Duero, en donde se cultivan las uvas que se utilizan en la elaboración de estos vinos, que poseen el clon más puro de la uva autóctona tempranillo, llamada Tinta Fina.