ENCUENTROS
Conozca a mi Lissette

<STRONG>ENCUENTROS<BR></STRONG>Conozca a mi Lissette

Deja de imponer lo que es tuyo en mí,

deja de teñir mis convicciones con tus barras y tus estrellas,

deja de pretender que tus héroes sean los míos, cuando sabes que nunca pelearon por mi

Deja de meterte en mi cabeza

y deja de menospreciar mis amores, mis anhelos, mis placeres, mis delirios,

pretendiendo que ni siquiera existen ante la grandeza de los tuyos

Deja de sobornarme, de humillarme, de herirme

pero sobre todo deja de mentirme,

disfrazando tus migajas de compasión, tu viveza de fraternidad

Vivo en el vacío y en la impotencia,

en el desasosiego, en la duda constante de no saber si me obligas, si eres un represor de sueños,

o si solo es un dulce disfraz que yo misma he elaborado para ti,

para ocultar la consecuencia vergonzosa de mi irresponsable indiferencia

Cuando miro a mi alrededor y veo

como sin hacerlo de manera despótica ni arbitraria, lo tuyo ha suplantado a lo mío

¡como te he evitado el esfuerzo!

te he ahorrado la premeditación, el conspirar en contra mía,

yo he forjado mi desgracia, mi inferioridad,

porque te dejo hacerme tú,

y vivo entonces en la agonía de no ser quien soy,

sino que cada día me convierto más en ti

y no me atrevo a ser feliz siendo tú y no yo

Mi corazón vive afligido, oprimido, eslavo;

mi voz no se escucha, por más que grito, por más que me esfuerzo 

no puedo soñar, porque tu realidad me hace despertar,

no puedo vivir mis anhelos, porque no alcanzo para vivir los tuyos y los míos

Sueño un día despertar libre, independiente,

realmente autónoma, soberana;

mi corazón mártir, abatido, aún guarda esperanzas en el fondo de su ser,

espero con todas las fuerzas de mi alma

que un día te des cuenta de lo sublime que son mis convicciones

que atiendas a la tristeza de mis suspiros,

a mi desdicha, y a mis lágrimas desesperadas,

que hastiadas añoran que mi amor vuelva a ser mío,

quieren que yo deje de ser tú,

¡deja de hacerme tú!, y por piedad ¡déjame ser yo!   Patricia M., Dominicana , 16 años.

Como les he comentado en otros encuentros, uno de mis mayores placeres de escribir, es recibir la retroalimentación de los lectores.  Hace unos días, recibí un largo e interesante correo de Julio Abreu, un hombre de 50 años, ingeniero civil que desde hace 25 años decidió estudiar educación para ser maestro, “porque tengo hijos y nietos y es indignante hacia donde se conduce nuestra sociedad con una juventud indiferente y sin preocupación social, así que me propuse poner un granito de arena”

Me cuenta en su larga misiva que se motivó a escribirme cuando publiqué el artículo sobre Lissette, la joven estudiante que se inspiró en el pensamiento de Federico García Godoy para hacer crítica a la sociedad que heredó. Me afirmó con alegría que a pesar de todos los problemas, hay esperanzas.  Entonces me presentó a su Lissette. “Su nombre es Patricia, y es una joven especial, que me da esperanzas, que ha hecho resurgir mi Fe, su padre, un hombre culto, se ha preocupado por crear en ella esa conciencia social que se ha perdido en nuestra juventud.”

Me afirmaba que en sus clases, intenta hacer lo que yo hago, tratar “de evitar la estupidez, me preocupo por obligarlos a pensar, a mejorar su discurso, que es incapaz de conceptualizar o de evitar el uso de palabras propias de su jerga, y a pesar de que trato de no menospreciar a nadie”.

Como escribí hace varias semanas, para mí es un verdadero placer recibir las retroalimentaciones de mis lectores. “Cada domingo, después que ha salido a la luz el Encuentro de esa semana, espero con ansiedad y alegría los comentarios de un público heterogéneo en sexo, edad y ocupación. Me satisface enormemente saber que mis palabras, nacidas desde lo más profundo de mi corazón, llegan a otras almas y otros corazones.  Sus mensajes constituyen verdadero alicientes e inspiraciones para escribir mis nuevos Encuentros.”  El largo mensaje recibido de Julio Abreu, un maestro como yo, a quien no tengo el placer de conocer, fue alentador.

Mi Lissette, le inspiró a escribirme y decirme que él también tenía su Lisette, para decirme que cada maestro tiene ¡A Dios gracias! su Lissette.  Julio me abrió las puertas de su corazón y de sus esperanzas.  Me dijo con alegría que no todo estaba perdido, que a pesar todo todavía existen jóvenes con sensibilidad social, críticos de su realidad, inconformes con su herencia y, principalmente, decididos a luchar.

Julio, compañero de generación, asume como yo, la educación como su instrumento de lucha.  Como  he hecho yo a través de tantas décadas, ha buscado en la juventud y en la  comunicación permanente con esos capullos que se abren al mundo con pasión, la inspiración de sus días. 

Yo, como Julio, también busco parte del sentido a mi vida a través de la educación.  Estoy convencida que no hay mejor canal para conocer lo que piensan y sienten los jóvenes que estar a su lado y estar a su lado cuando las dudas los atormentan, cuando el miedo los domina, cuando la desesperanza los deprime, cuando sus ilusiones los iluminan, cuando el amor les da fuerza, cuando la aventura y el descubrimiento de lo desconocido los mueve.  ¡Qué viva la juventud! ¡Qué vivan todas las Lissettes que inspiran a los maestros y los mueven a acudir cada día a las aulas de clases!

¡Hasta la próxima!

mu-kiensang@hotmail.com

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