Encuentros
Light o heavy es la cuestión

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“Un diminuto cambio hoy nos lleva a un mañana dramáticamente distinto. Hay grandiosas recompensas para quienes escogen las rutas altas y difíciles, pero esas recompensas están ocultas por años. Toda elección se hace en la despreocupada ceguera, sin garantías del mundo que nos rodea. Y junto a ésa, ¿ves? La única manera de evitar todas las elecciones que nos asustan es abandonar la sociedad y volverse ermitaño…Uno de los desafíos de nuestra aventura en la tierra consiste en elevarnos por encima de los sistemas… (guerras, religiones, naciones, destrucciones), negarnos a formar parte de ellos y expresar, en cambio, el yo más alto que sepamos ser.”

Richard Bach

“El Ser Humano light se caracteriza por su apariencia de normalidad humana (no siempre) y profunda deshumanización interior. Pensamientos “lights”, razonamientos “lights”, convicciones “lights”, sentimientos “lights”, criterios “lights”, curiosidades “lights”, expectativas “lights”, relaciones “lights”, y actitudes “lights”.

Fco. José Arnaiz

A veces pienso  que quizás es mejor llevar una existencia “Light” y sin complicaciones. Transitar por el camino de mi vida, viviendo con intensidad mi propio y pequeño mundo. Podría vivir contando tan solo con mi familia, los amigos y los compañeros de labores.  Tal vez entonces pueda tener una existencia feliz, sin preocupaciones.  Decir que soy feliz porque mi existencia tiene las garantías necesarias. No paso hambre, no tengo frío, no estoy descalza…. Pero sería definitivamente una vida extremadamente individualista y falta de sentido. 

A veces pienso que estos Encuentros, por más que busco, por más que trato, por más que me esfuerzo,  siempre parten o llegan al mismo punto: la insatisfacción total por el camino que ha transitado y transita la humanidad.

A veces pienso que tal vez la equivocación es mía. La mayoría de las personas, como bien afirma Monseñor Arnaiz,  ha asumido la existencia, fácil, ligera, despreocupada y egoísta. Este camino, definitivamente es menos tormentoso.

A veces pienso que estos Encuentros se sumergen en la repetición eterna de soñar con lo imposible, de evocar ilusiones trasnochadas de reivindicación del ser, cuando esta sociedad asume, defiende y promueve el tener, tener y acumular. Para vivir en el stress permanente de tener más para acumular más, en una lógica mortal e infernal.

A veces pienso que abogar por el NOSOTROS es un lema obsoleto, trasnochado, en esta sociedad salvaje, de acumulación desenfrenada, a pesar de que miles, millones de seres pueden a duras penas sobrevivir el día a día.

A veces quiero que la historiadora prevalezca sobre la ciudadana.  Como he dicho otras veces, la primera trabaja con todas las fuerzas de su racionalidad, intentando escudriñar  el pasado por el placer de descifrar los enigmas de lo que hemos sido.  La mujer, la ciudadana, debe bregar con la dura tarea de vivir y sobrevivir en el desierto del cemento, de la prisa, de los males, de los atropellos cotidianos.

A veces pienso que la gran verdad de esta sociedad es la  mentira.  Se gastan  millones de pesos preparando cenas benéficas para ayudar a los pobres. Cuando veo las crónicas sociales pienso que uno de esos vestidos de gala podría costear la vivienda de una de las familias que intentan ayudar.  Se come caviar, salmón, se brinda con champán y vino español y con los beneficios que dejan las cenas, compran  el salchichón, el pica pica, el arroz corriente, las habichuelas trasnochadas, los panes duros  y el arenque. ¡Qué ironía! ¡Gastar a montones para dar solo un poco! 

A veces pienso que mi corazón está enfermo de escuchar los discursos estridentes y  casi nunca convincentes sobre las nuevas políticas diseñadas para combatir la pobreza. Afirman que han buscado los medios para hacer aumentos significativos en la inversión social. Los Presidentes, Ministros y  representantes de Organismos internacionales  se copian, se citan, se miran, se aplauden y se felicitan.

Mientras tanto, en nuestro país, la inversión en educación es una de las más bajas de América.  Mientras tanto, los hospitales son antros de infecciones, abandono y desolación.

A veces quiero ser ciega, sorda y muda.  Ciega para no ver la hipocresía de nuestros líderes de turno, para no ver cómo se enriquecen ante la mirada indiferente de la sociedad.

Quiero ser sorda para no escucharlos, porque sus discursos vacíos e hipócritas no hacen más que enfurecerme. 

Quisiera a veces ser muda, para no hablar, para no denunciar, para que mi voz no pueda ser escuchada, para no molestarlos, para dejarlos que sigan haciendo  suyo el patrimonio del pueblo.

A veces desfallezco cuando veo que algunos de los “honorables” de la sociedad sucumben ante el poder, le rinden pleitesía y se aprovechan de él.  ¿En quién confiar?

A veces quiero no ser maestra para no tener que mentirle a los jóvenes, para no tener que hablar con convencimiento que el futuro es nuestro  y que debemos forjarlo unidos.

En fin, a veces quiero no ser heavy, pesada para no molestar. A veces quiero no profundizar en nada para no sufrir, A veces quiero ser “Light” para vivir mi vida para mí sin importarme lo que pasa con los demás,

Pero, aunque a veces quiera todas esas cosas, me levanto cada día con el convencimiento de que no puedo callar por que si no, ¿qué sentido tendría la vida?

Mu-kiensang@pucmm.edu.do

mu-kiensang@hotmail.com

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