Hoy 
Desde hace varios años he afirmado una y otra vez que nuestra sociedad construye mitos. Siempre me he preguntado por qué. Buscando respuesta, me puse a indagar sobre los mitos y localicé el de Prometeo. Si leemos con atención la larga lectura que encabeza este Encuentro veremos cómo los seres humanos no hemos tenido las mismas oportunidades. Los dones fueron repartidos de manera desigual, más aún, como los mismos dioses traicionaron su mandato y actuaron a espaldas de Zeus. El resultado no fue el esperado por ninguno. Era evidente que la lucha por el conocimiento y el poder que produce poseerlo, anidaba acciones humanas non santas.
Es cierto que la historia ha demostrado que los hombres y mujeres que construyen la historia no han tenido la misma participación. Desde los tiempos inmemorables ha habido seres que aceptan pasivamente su designio; otros que luchan por transformarlo. Unos que asumen pasivamente las visiones y las ideas como estados permanentes, imposibles de cambiar; otros se esfuerzan y trabajan para crear ideas nuevas, que permitan la rupturas con los paradigmas sociales que alientan actitudes conformistas.
Como es cierto también que no solo hay actitudes distintas ante la vida, sino también talentos diferentes. Por eso hay seres que se destacan. Por eso hay seres que no trascienden el marco impuesto a las masas silentes. Por eso hay nombres en la historia que alcanzan la categoría de universales y eternos. Hoy en el siglo XXI, todavía estamos hablando del gran talento de Platón. Hoy siglo XXI, no podemos olvidar el gran aporte de Einstein al progreso científico. Hoy siglo XXI, no podemos olvidar la gran hazaña de Gandhi para liberar la India. Hoy siglo XXI no podemos negar que en el siglo XVIII las ideas de John Locke impactaron un mundo que gritaba y exigía el cambio necesario para transformar el Absolutismo Monárquico que aniquilaba toda iniciativa. Hoy siglo XXI, todavía valoramos las ideas de Confucio y de Lao Tse a pesar de que distan miles de años desde que las concibieron.
Pero reconocer y admirar no implica que convirtamos en mitos o se mi dioses a esos seres humanos admiramos y respetamos. Defiendo a Juan Pablo Duarte como el hombre que concibió una nación moderna, sustentada en ideales liberales, pero lo admiro y lo valoro como el hombre político-humano-histórico que fue. No lo quiero endiosarlo como nos lo presenta Balaguer en su libro El Cristo de la libertad.
Tengo miedo de que esto ocurra con los tres últimos grandes líderes dominicanos. Juan Bosch para los peledeístas es casi un mito, un intelectual incontestable, un político casi perfecto. Sus reflexiones se sacan de contexto. Sus acciones se miran como hazañas. Sus libros se han convertido en biblias de obligatoria consulta. Sin embargo, la esencia de su acción, el lado ético incuestionable de su vida, se olvida y se ignora ex profeso. Ya no se analiza la acción política de Bosch, un intelectual y un político que respondió a la realidad de su tiempo: expansión del capitalismo, crisis de la democracia, revolución rusa, populismo latinoamericano. Bosch bebió de las corrientes intelectuales de la época, como el materialismo histórico. Bosch se influenció también de los proyectos políticos de su tiempo, y por eso combatió las dictaduras latinoamericanas y se alió con los grandes líderes demócratas de su época: Muñoz Marín, Betancourt, Arévalo, entre otros. Pero Bosch evolucionó en su accionar político: demócrata confeso durante sus tiempos del PRD; izquierdista de liberación nacional durante los orígenes del PLD y, luego, luchador en el marco del sistema democrático y liberal durante los años 90. ¿Por qué entonces no analizar su obra en el contexto histórico y en su evolución política e intelectual?
Peña Gómez para los perredeístas no solo alcanza la estatura moral del anterior, sino que hasta lo han convertido en un intelectual de amplias producciones (¿?). No es visto como el líder de masas que fue. El hombre que de los más bajos niveles sociales, fue capaz de romper barreras raciales, sociales y económicas para convertirse en una alternativa política de mucho potencial. El PRD pasó de ser uno de los principales instrumentos nacidos al calor de la lucha política en contra de la dictadura; para convertirse en la gran esperanza, la única vía para salir del ostracismo de los 12 años; después de haber librado luchas internas casi mortales, se quiere presentar hoy como la encarnación del pensamiento de Peña Gómez. ¿No fue un acto político con fines electorales para el 2012 lo que aconteció en la Asamblea General Ordinaria donde se proclamó al nuevo Presidente del Partido?
Por el lado de Balaguer, las cosas son peores. Un líder profundamente conservador, que asumió el rojo como su distintivo, tradicional símbolo de esa tendencia política, que tuvo la suerte de contar con el apoyo incondicional del imperio norteño, que se sumó en la Guerra Fría a la corriente anticomunista, y políticamente apoyó todas las acciones en contra de los jóvenes que enfrentaban su visión y aspiraban mejor futuro; hoy es el Padre de la democracia, a pesar de que en sus 12 años desarrolló un gobierno civil con una fuerte base militar represiva. Pero el mito sigue. Sus libros son citados fuera de contextos. Su justificación y explicación a páginas en blanco, su participación en la dictadura de Trujillo, siendo el presidente en funciones que mandó a matar a las Hermanas Mirabal, se justifican y a veces hasta se aplauden.
¿Necesita la sociedad tener mitos? Yo pienso que no. ¿Necesita la sociedad tener líderes? Estoy segura de que sí. ¿Necesita la sociedad ideas guías que ayuden a su reflexión? ¡Sí!, pero siempre y cuando no se asuman fuera de su contexto. ¿Necesita la sociedad ideas nuevas y frescas que le permitan caminar hacia delante, sin estar atada a ideas nacidas en otros escenarios y otros momentos históricos? Estoy convencida de que si. Solo quiero que tengamos figuras que sirvan de ejemplos y que nos inspiren No quiero dioses paganos. ¡Hasta la próxima!
