ENCUENTROS
Qué es triunfo y qué es éxito

<STRONG>ENCUENTROS<BR></STRONG>Qué es triunfo y qué es éxito

Cierto guerrero recibía una medalla por cada batalla ganada.  Los amigos admiraban su valor y las mujeres adoraban su carisma.  Al cabo de algunos años, las medallas eran tantas que cubrían todo su uniforme. Un día, en mitad de un duro combate, el guerrero fue alcanzado por la espada de su enemigo. “Siempre he sido el mejor y hoy he estado a punto de perder”, pensó. Pero enseguida percibió su problema: el peso de las medallas no le dejaba luchar con agilidad.  Arrojó al suelo su capa, volvió al campo de batalla y derrotó a los enemigos. “La victoria me puede dar confianza, pero no debe convertirse en una carga”, fue su reflexión final.”  Columna Revista Viva.

Desde siempre, la sociedad  occidental se ha ocupado de invitarnos a ser personas de éxito. ¿Qué es el éxito?  ¿Qué significa triunfar en una sociedad que casi obliga a la loca carrera de aparentar lo que se tiene como símbolo externo de éxito? ¿Cómo se mide el éxito? ¿Por el dinero acumulado en las arcas de los bancos? ¿Por las frecuencias de las invitaciones sociales?  ¿Por la cantidad de personas que te conoce y te rinde pleitesía? ¿Por los lujos? O, sencillamente por llegar hasta donde hayas decidido llegar. 

Yo tengo mis propias definiciones

Para mí no es exitoso el empresario que viola la ley para tener más de ganancias. Como tampoco es un símbolo de éxito el yate comprado por millones de pesos, después de haber hecho artimañas para engañar al fisco, a los ahorrantes.   Como no es exitosa la mujer que gracias al favor de su marido ocupa las páginas sociales como si fuese un mérito haber conquistado su corazón.  No son exitosos los políticos que utilizan los cargos públicos para su promoción personal y el enriquecimiento ilícito. Ni son exitosas las mujeres que exhiben atributos físicos en búsqueda de la fama temporal, o el amor-interés de un señor entrado en edad que quiere rejuvenecerse posando con una jovencita, que podría ser su hija.

Tampoco me gustan los cursos impartidos por falsos entusiastas comunicadores, quienes en su afán de ganarse el favor del público, hacen de tripas corazón intentando ser simpáticos en sus alocuciones aprendidas. 

Me reí mucho con estos cursos

¿Cómo es posible que alguien tenga la osadía de crear fórmulas para el éxito?  La verdad es que esta sociedad ha creado verdaderos magos en la creación de mercancías.  Sin embargo, como una vez leía algo que decía Goethe, no existen malos libros, sino malos lectores, pues en cada lectura hay un aprendizaje. En el anuncio de los cursos se decía una verdad insoslayable: Para muchos el éxito y la felicidad es prácticamente lo mismo. Pero tener éxito no implica necesariamente ser feliz.  Afirmaba el autor de los cursos que sólo puede tener éxito aquella persona que es feliz. http://www.felixtoran.es/blog/post/1/la-diferencia-entre-exito-y-felicidad/

Creo sinceramente que éxito se puede definir simplemente como la consecución de lo que  deseamos; mientras la felicidad es  sentirse bien y a gusto con aquello que poseemos. Es sencillamente saber vivir y disfrutar del presente, como el único momento que verdaderamente existe, pues el pasado ya pasó y el futuro es incierto y no ha ocurrido. Es aprender a vivir en el hoy y en el ahora.

Después de buscar en libros y en las páginas electrónicas, hice mis propias reflexiones. Pensé en tanta gente que después de lograr el supuesto éxito no eran felices.  Pensé, por ejemplo en Cristina Onassis.  Hija de uno de los hombres más ricos de la tierra, nunca fue feliz.  Llegaron a mi mente los actores de Hollywood, quienes debido a la terrible soledad que le otorga la fama, buscan salida en las drogas, el sexo desenfrenado y el alcohol.  Entonces, el éxito no necesariamente está relacionado con el dinero y la fama.

En esta reflexión pienso en las enseñanzas taoístas.  En occidente, leí una vez, se enseña a la gente a pensar en el punto de llegada, no en la partida.  Anhelando llegar, olvidamos vivir.  Trabajamos pensando en mañana,  el hoy transcurre más que desapercibido. ¿Estoy abogando por la irresponsabilidad y el inmediatismo? ¡No! ¡Dios me libre y me perdone si así pensara! 

Creo sinceramente que el éxito de una persona debe medirse a partir de su punto de partida (“En la obsesión de llegar, muchas veces olvidamos lo más importante: es preciso caminar.” Coelho, El peregrino.)  Para mí es más exitosa Teresita, la madre soltera trabajadora en casa de familia que logró alcanzar su licenciatura con notas promedios, a pesar de estar trabajando como doméstica para el sustento de su familia.  Nadie conoce su hazaña, pero los hechos están ahí. ¿Cuál era su punto de partida? Un hogar disfuncional campesino, una mujer que emigra a la ciudad buscando mejor vida. Luchó, le costó romper las barreras culturales que le impedían comprender muchos de los conceptos que debía aprenderse. Pero a base de tesón, lo hizo.  No es lo mismo hacerse profesional cuando tu designio social así te condiciona.  Una joven de clase media que logra obtener las mejores notas durante su carrera es meritoria. Pero lo es mucho más aquella persona que  tiene que romper brazos y corazones para lograrlo.  Los puntos de llegada de ambas mujeres fueron los mismos.  Sus partidas, sin embargo, estaban diametralmente opuestas.

Este convencimiento me ha permitido asumir y abordar mi propia existencia de la mejor manera posible.  Decidí ser historiadora, escritora y maestra. Estos fueron mis puntos de partida.  Quise estar en las aulas para amar a los jóvenes en Los libros, los artículos y el reconocimiento de los lectores han sido construcciones del camino.  Nunca pensé llegar a ninguna parte.  Solo quería, y quiero, poder escribir lo que siento y lo que pienso.  Y así quiero seguir, hasta que no me quede ni un hálito de vida.  Caminar, caminar sin fin, por el sendero que elegí es el mejor y el más seguro de mis éxitos. 

Tal vez estoy confundida

Tal vez no tenga razón. Tal vez yo sea la que anda hurgando por donde no debe.  O quizás, el éxito es algo relativo y esta sociedad se encarga de imponernos valores, patrones y comportamientos que nos llevan a una carrera sin control por obtener cosas, cosas, cosas y más cosas….

“Olvida esa idea de que el camino es una manera de llegar a un destino: en realidad, siempre estamos llegando a cada paso…” Paulo Coelho, La Bruja de Portobello.

mu-kiensang@hotmail.com

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