Encuentros
Ya no me importa

<STRONG data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2009/03/E6CF2828-1B60-4DB8-A331-73787C7F4AA1.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=308 data-eio-rheight=390><noscript><img
style=

Desechando la mentira, hablad la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.

No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino que sea buena para la necesaria edificación, y para hacer el bien a los que os escuchen… Efesios

Enseña lo sencillo,

abraza lo auténtico,

disminuye el egoísmo,

abandona lo erudito,

reduce los deseos

y no habrá ansiedades-.

Medita sobre la presente situación

¿Está basada en lo verdadero?

Si es así, no tienes que preocuparte… Cartas del Tao

Ya no me importa,  decir sin rubor, que no estoy enterada de algún acontecimiento, o de un libro que ha salido recientemente. Consciente de mis limitaciones como ser humano, asumí desde hace varios años que mis posibilidades son limitadas para conocer y aprender cuánto acontece en el mundo.  Ya no me importa decir algo tan simple como: “No, no lo sé. Voy a investigar”. O sencillamente, “No, no lo se y no me interesa averiguarlo”.

Ya no me importa decir que me equivoqué.  Aprendí, a fuerzas de desventuras, que equivocarse es una condición intrínseca al ser humano. Pero reconocerse vulnerable, capaz de equivocarse y reconocer el error y decirlo públicamente dista mucho de la realidad.  Solo cuando se asume con conciencia la condición humana, estamos preparados para decir frases tan sencillas como: “Perdóname, me equivoqué.”

Ya no me importa decir los años que tengo.  Cumplí en septiembre la hermosa cantidad de 53 años.  Como dicen los chinos, “lo importante no es haber nacido, sino de haber vivido.”

Nadie nos preguntó si queríamos nacer.  Nos trajeron al mundo.  Luego, con conciencia, decidimos vivir.

Y para vivir hay que cumplir años.  Tengo 53 años porque he vivido 53 primaveras, 53 inviernos, 53 veranos y 53 otoños.  He  tenido la gran dicha de haber presenciado 19345 amaneceres y atardeceres; y espero ser testigo de muchos más. 

Ya no me importa exhibir por todas partes el platinado de mi pelo.  Dejé el subterfugio femenino de ocultarlo por una disposición médica. Hoy, algunos años después de verme obligada, camino oronda por los rincones de la vida, mostrando con orgullo que sobre este cuerpo han transcurrido algo más de cinco décadas. Ya no me importa decir que NO PUEDO.  Antes, presionada por la exigencia personal de desarrollar una carrera, vivía transitando como un tren desenfrenado por la vida.  Hoy, tengo conciencia de que la vida es un equilibrio, precario a veces:  Tiempo para el trabajo, tiempo para el esposo, pienso para escribir, tiempo para los amigos, para los compromisos con los demás, tiempo para el silencio, tiempo para contemplar…. Tiempo para vivir.

Ya no me importa  tener mucho más libras que cuando tenía 25 años.  Quizás he perdido la batalla frontal con el peso; pero he asumido que con los años, mi cuerpo no será nunca más el de antes.  Me preocupa más ahora comer sano y hacer ejercicios para tener una vida saludable.

Ya no me importa decir a viva voz que tengo muchos sueños no cumplidos.  Porque entiendo que la vida es un reto cotidiano de caminar, detenerse, volver sobre lo transitado y de llegar hasta donde se puede.

Porque he aprendido las cosas que me importan:

Me importa el amor incondicional, hacia la pareja, la familia y el mundo.

Me importa la sinceridad, aunque me duela cuando me dicen algo duro, aunque pueda dolerle a quien le digo algo sincero.

Me importa la verdad, aunque muchos quieran no verla

Me importa la amistad, aunque hayan existido amigos que me han herido

Me importa la familia, con sus dramas y alegrías

Me importa la justicia, por eso elevo mi voz ante tantas injusticias

Me importa la vida, por eso no me sacio en reivindicar el valor de vivirla a plenitud

Me importa escribir porque es mi manera de liberar el alma

¡Hasta la próxima!

mu-kiensang@pucmm.edu.do

mu-kiensang@hotmail.com

Publicaciones Relacionadas

Más leídas