Encuestadoras en terreno incierto en recta final de carrera a la Casa Blanca

Encuestadoras en terreno incierto en recta final de carrera a la Casa Blanca

Nueva York, (AFP).- Las encuestadoras producen cifras precisas y gráficos brillantes, pero un sondeo de la opinión no es una ciencia exacta, especialmente en esta recta final de campaña presidencial en Estados Unidos.

¿El candidato republicano John McCain o el demócrata Barack Obama? Vaticinar con precisión la opinión del país basándose en entrevistas a muestras de 2.000 personas o menos nunca había sido tan difícil como en las últimas semanas.

«Va a ser una elección muy difícil de predecir porque no podemos utilizar modelos estadísticos normales», dijo Steffan Schmidt, profesor de ciencias políticas en la Universidad del Estado de Iowa.

La mayor incertidumbre reside en la variable del racismo, en una elección en la que Obama aspira a convertirse en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos.

Existe una teoría denominada «el efecto Bradley-Wilder» según la cual mucha gente dice a los encuestadores que respalda a Obama para no parecer racista.

Sin embargo, según esa hipótesis, en la intimidad de las cabinas de votación el 4 de noviembre, esa gente optará por McCain, el candidato blanco.

En otras palabras, la ligera pero firme ventaja de que goza el senador de Illinois en las encuestas de intención de voto podría esfumarse el día de los comicios.

La teoría remonta a una elección por la gobernación de California en 1982, que el alcalde de Los Angeles, Tom Bradley, perdió contra un rival blanco a pesar de que las encuestas lo daban ganador.

Otra elección en 1989 en la que el candidato negro, Doug Wilder, apenas logró ser electo como gobernador de Virginia a pesar de que los sondeos le anticipaban una ventaja de 10 puntos, pareció confirmar el fenómeno.

Muchos otros comicios en los que había un candidato negro no siguieron ese patrón, pero una elección presidencial agrega incertidumbre al desenlace. «No tenemos la menor idea de cómo eso va a afectar los sondeos», dijo Schmidt.

Carroll Doherty, directora asociada del Pew Research Center, un instituto que estudia tendencias y opiniones, dijo a la AFP que «estamos entrando en terreno desconocido».

«El efecto Wilder es una de las interrogantes más importantes que pesan sobre esta elección y que nunca antes había pesado», agregó.

Según Doherty, el supuesto efecto Bradley-Wilder no se verificó durante las elecciones primarias que arrojaron a Obama ganador contra otros adversarios blancos, incluyendo la senadora de Nueva York Hillary Clinton.

Pero en una elección muy disputada, como muchos anticipan que será la del 4 de noviembre, cada elemento cuenta.

«Sabemos que la cuestión racial es un factor de consideración para alguna gente. Qué tan importante, no sabemos. Pero aunque sea un dos o un cuatro por ciento, puede ser determinante».

Otra dificultad para hacer sondeos acertados es la utilización de líneas telefónicas fijas para llamar a los encuestados, descartando a casi la quinta parte de la población que solo tiene teléfonos celulares.

«Actualmente sólo un 79% de la población utiliza líneas fijas», dijo Humphrey Taylor, presidente de Harris Poll.

«Especialmente entre los jóvenes y estudiantes, casi ninguno tiene una línea fija fija. Otros tienen Skype y otros simplemente no usan teléfono».

Encuestas de Pew que incorporan respuestas de usuarios de teléfonos celulares muestran una ligera pero insignificante ventaja para Obama con relación a las demás, porque sus simpatizantes son más jóvenes y adeptos a la alta tecnología, según Doherty.

«Tal vez Obama obtenga dos a cuatro puntos más si se incluyen los celulares. Tal vez no parezca relevante, pero la última elección de decidió por tres puntos porcentuales».

Lo que los institutos más reconocidos como Pew, Harris o Gallup destacan es que sus encuestadores son quienes tienen la mayor responsabilidad en la precisión del resultado.

Un simple cambio de palabra o en el orden de las preguntas puede provocar una respuesta distinta.

Por ejemplo, tras la crisis en Wall Street, la forma en describir la respuesta del Congreso tenía mucha importancia, saber si se trataba de un rescate, una intervención o un salvamento.

Según Taylor, una encuestadora con conciencia profesional nunca tiene todo asegurado de antemano. «Siempre estamos nerviosos», admitió.

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