La oposición política y organizaciones de la sociedad civil han vuelto a colocar la corrupción como tema de campaña, en una especie de tanteo para ver de qué manera se produce un empoderamiento ciudadano que ejerza presión sobre el gobierno y afecte, de alguna manera, la alta popularidad que ha exhibido en las últimas encuestas Danilo Medina, presidente de la República y candidato a la reelección por un bloque de partidos políticos.

Analistas políticos observan que los grupos contrarios al partido oficialista y al mandatario pudieran estar motivados por lo acontecido en Guatemala, donde la mayoría de la población se movilizó por el hartazgo con la corrupción que llevó a la cárcel al presidente, a la vicepresidenta y a otros funcionarios y provocó la celebración de elecciones.

Sin embargo, estudios y encuestas sobre cultura política en la República Dominicana han revelado que a pesar de la alta percepción de corrupción pública y privada, quienes gobiernan tienen aceptable valoración sobre sus ejecutorias, produciéndose una contradicción en la relación de una cosa y otra.

Los sondeos publicados hasta ahora, siendo el último en julio pasado a cargo de la Gallup y que publicó este diario, han colocado en una posición privilegiada, en cuanto a popularidad, al Presidente Medina.

En esa encuesta fue medida la percepción de los encuestados sobre la reforma constitucional que permitió la posibilidad de que el mandatario busque un segundo período presidencial consecutivo.

El periodista Juan Bolívar Díaz, en una publicación del 19 de julio de este año en este diario, analizaba los resultados de la encuesta Gallup, la última publicada en 2015.
El comunicador plantea que ese sondeo presenta a una población contradictoria, que da alta aprobación a una reforma constitucional que la mayoría cree comprada, y a la reelección presidencial y la gestión del Gobierno, a pesar de expresar que la corrupción lo abarca todo y que le agobian la delincuencia, la inflación y el desempleo.

“Con 63% de preferencias electorales el presidente Danilo Medina corre cómodo a su reelección, favorecido por una cultura presidencialista y continuista, fortalecida por el clientelismo y el reparto del Estado y por un enorme aparato mediático, todo lo cual obliga a los opositores a unificarse por lo menos para evitar la insignificancia”, señala Díaz.

El 52% de los encuestados por Gallup entienden que “corrió el dinero” para la aprobación de la reforma constitucional. “Esas altas tasas de rechazo no impidieron que el 64% manifestara aprobación por la reforma constitucional, lo que podría explicarse en la cultura presidencialista y la histórica adscripción de los dominicanos al continuismo en el poder, así como en la laxitud frente a la corrupción, que muchos ven como cosa normal en la política a pesar de que, en correspondencia con lo que ocurre en el mundo de hoy, crece en el país su rechazo”.

En esa encuesta el 82% aprueba la gestión del Presidente Medina.

Una cultura política. La percepción y contradicción de los dominicanos encuestados respecto a la corrupción son reiterativas. Se recuerda que Barómetro de las Américas del 2012 reveló que el 78.1% de los encuestados percibe que hay corrupción en el país y el 86.3% dice que urge reducir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres. Sin embargo, estos datos contrastan con el apoyo del 70% de los dominicanos a esta democracia y la simpatía o pertenencia del 63.4% a los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD).

De esos resultados se podría deducir que en pasados procesos electorales el tema de la corrupción utilizado en la campaña no ha sido rentable políticamente para la oposición.

Los efectos de esa estrategia de campaña llevada a cabo por los adversarios del gobierno, podrían verse una vez se publiquen los resultados de las próximas encuestas, que midan si ha impactado o no en la popularidad del presidente Medina las denuncias y protestas por corrupción e impunidad en su gestión.

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Protestas

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), Alianza País, Opción Democrática, Frente Amplio y otras colectividades políticas, así como Participación Ciudadana y Poder Ciudadano han realizado una serie de protestas contra la corrupción pública y la impunidad, siendo el último caso el escándalo de la OISOE.