Encuestas telefónicas vs Gallup y Greenberg

Encuestas telefónicas vs Gallup y Greenberg

En tiempo de elecciones nacionales se desarrolla una “guerra” de encuestas, pero las que se reputan con mayor credibilidad son aquellas que realizan empresas contratadas por periódicos de circulación nacional, en el entendido de que esos medios se presumen independientes, aunque no así los grupos económicos a que pertenecen.
Igual a como ocurrió para la elecciones del 2012, en el presente proceso se repite la historia de una encuesta realizada por firma norteamericana Zogby Analytics, utilizando el sistema de llamadas IVR, siglas de Interactive Voice Response, que se traduce del inglés como Respuesta de Voz Interactiva.
Evidentemente, se ha recurrido a la Zogby para tratar de contrarrestar los resultados de las últimas encuestas de Greenberg-Diario Libre y Gallup-Hoy, en las cuales se advierte que Danilo Medina ha superado el 60% de la intención de voto de los consultados.
Es algo pretencioso poner a competir los sondeos telefónicos de la Zogby con los estudios de reputadas firmas que revisten cierto carácter científico por cuanto deben regirse por normas técnicas a las cuales deben ceñirse de manera rigurosa, a fin de que arrojen resultados confiables.
Hacer una predicción electoral sobre la base de consultas telefónicas no tiene el aval técnico-científico que debe caracterizar a esas mediciones, toda vez que esos sondeos también carecen de un ningún nivel de confianza.
Sobre esto último se debe destacar que el nivel de confianza es uno de los aspectos básicos para realizar una medición seria de las preferencias electorales, pues se fundamenta en una muestra representativa
Nos referimos a una muestra que represente de manera genuina al universo social, en sus características de edad, sexo, lugar de residencia, posición económica y otros.
Encuestar personas por la vía telefónica equivale a tener una muestra con una marcada sobre representación y que, además de ser excluyente, no puede proyectar a la totalidad de la sociedad.
Se ha demostrado que los sondeos telefónicos tienen limitaciones que afectan de manera significativa la validez de los resultados que se obtienen.
Este tipo de sondeo no toma en consideración el alto número de abonados de las compañías telefónicas que cuelga el teléfono y no responde. Las empresas que se dedican a realizar encuestas por teléfono no ofrecen detalles acerca de la magnitud de las llamadas que son rechazadas.
Ese rechazo afecta la representatividad de la muestra y está bien claro el hecho de que los resultados de un sondeo por teléfono no serían los mismos si los que cuelgan hubieran expresado su candidato preferido.
No hay que hacer un análisis enjundioso para concluir en que esas consultas telefónicas se caracterizan por tener una muestra sesgada, lo cual significa que en esos sondeos no están igualmente equilibrados ni objetivamente representados los sufragantes de los diversos segmentos de nuestra población.
En fin, las encuestas hechas por llamadas telefónicas de ninguna manera pueden hacer una predicción electoral que proyecte la opinión de toda la población, pues en la misma la exclusión es significativa.

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