Endecha por Francisco Comarazamy

Endecha por Francisco Comarazamy

Francisco Comarazamy, maestro de periodismo, recodo de prudencia y discreción, remanso de sensatez y serenidad, referente de genoma humano excelso, remontó el plano escarpado de la dimensión ignota el día seis de este mes de agosto, y con él, todos esos valores amasijados, como la mezcla de una estructura eterna, que forja el sendero en el accionar de no pocos.

Conocí a este personaje referencial, con la estampa y la forma de un bonzo budista o un rishi hindú en l962, en  El Caribe, e ipso facto se metabolizó una química afectiva que perduró por siempre, que cortejé visitándole doquiera formalizara su compromiso de comunicador, en el Listín   de la l9 de Marzo y en su  local de   Miraflores.

“Los políticos siempre dicen lo mismo, son repetitivos, y en cada versión nueva apenas sin  añaden un ápice de lo anterior para mantener la vigencia. No creas en ellos”, me confesó más de una vez. Eso he hecho.

No obstante su concepción negativa hacia los políticos, nunca le escuché proferir un epíteto zahiriente contra ningún sujeto de esa especie de homínidos que más daño que bien  reportan a sus sociedades y que castran anejos sentires redentoristas, asaz merecedores.

Nunca le escuché un juicio de valor negativo o despectivo contra nadie y cuando lo escuchaba de mí, optaba por el mutis y sus ojos grandes, pero más pequeños que su espíritu, me miraban brillantes, como el hondón de su alma buena.

Así también hizo mutis cuando le pronostiqué que sería el próximo director del Listín Diario, como sucedió.

Rafael Herrera fue el director luminoso del Listín Diario, Rafael Molina Morillo y Francisco Comarazamy, mi querido Frank como le llamaba cariñosamente en nuestra intimidad afectiva, fueron los directores de prudencia, discreción, mesura y concordia, gemas humanas que bruñeron también el accionar de Rafael Herrera. Inolvidables.

Paz a sus restos. Resquicio perenne de las regiones abisales de la condición humana.

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