El día 22 del presente mes que culmina con el año 2011, se cumplieron 48 años del martirologio del doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo y sus compañeros en la aventura quijotesca del foco guerrillero de Las Manaclas, provincia Santiago.

Más del 80% de los dominicanos no conocen a Manolo Tavárez, el líder más impoluto del siglo XX, en razón de que más del 75% de los ciudadanos de ese país apenas sí roza los 25 años.

Conocí a Manolo y conversé con él en muchas ocasiones en el local del Movimiento 14 de Junio, sito en la esquina de la calle Hostos con Del Conde, segundo piso, y en su residencia del edificio Gautier, en la calle Rosa Duarte esquina César Nicolás Penson, segundo piso.

En esa época, 1962-63, estudiaba leyes y repasaba materias con su hermana Emma, fallecida.

Manolo  tenía una personalidad tímida, que escondía en unos lentes de sol constante, y por lo menos conmigo, escuchaba más que hablaba, quizás porque sabía de mi parentesco con el titular de las FF.AA., mayor general E. N. Víctor Elby Viñas Román.

Precisamente el general Viñas Román, conociendo mi acercamiento con Manolo, me pidió  que le comunicara muy confidencialmente   la orden que tenían los militares en caso de que  se produjese, como se rumoraba, un alzamiento guerrillero y que era fusilarlos a todos.

Eso comuniqué a Manolo muy temprano, se quedó callado, mirando al piso, y en las dos o tres veces que acudí a su casa, no me devolvió el saludo y opté por no volver más.

Manolo era impresionable y muy influenciable y la prueba es que Hipólito Rodríguez (Polo), le convenció de la alternativa del foquismo, cuando el vivaque político era en las ciudades, en la concienciación política del pueblo que no la tenía, ni Manolo tampoco.

Manolo no entendió esa realidad, no interpretó la coyuntura exacta del momento para implementar la praxis, y todo lo que estaba previsto para el trágico final se cumplió, desgraciadamente.