La deuda del sector público no financiero ha estado creciendo sin parar desde representar 17.2% del PIB en 2007 a 36.2% a noviembre de 2015. Es decir, diez nueve puntos más a pesar del fuerte aumento de la economía.
Todos sabemos la razón y que lo acumulado es una carga muy pesada, pero seguimos endeudándonos y el costo aumentando, lo dice la última colocación de bonos soberanos por US$1,000 millones, con cupón del 6.87% y vencimiento a diez años. El inversionista exigió un diferencial de rentabilidad de 484 puntos básicos respecto al mismo bono del Tesoro de los Estados Unidos, superando los 373 puntos de hace un año. En otras palabras, por el mismo bono exigió un 30% más rentabilidad, lo que es mucho en tan corto tiempo. ¿Qué pasó?
Como lo escribí en mi columna de la semana pasada, nuestra prima riesgo país se ha mantenido alrededor de la media Latinoamericana, el problema es que ésta (y en consecuencia la de nosotros) se distanció del bono del Tesoro de los Estados Unidos por la desconfianza creciente de los mercados.
No tenemos los problemas de los países mayores de la Región, de caída en las entradas de divisas y sus monedas devaluándose, con cambio en el sentido del flujo de capitales. Nuestra situación es relativamente excepcional, lo demuestra que el inversor demandó US$2,800 millones, casi tres veces lo captado, es decir, tiene confianza. Pero debemos tener claros que nos ayudó la estabilidad del peso y el ahorro en la factura petrolera, el aumento del flujo de turistas y las remesas.
Y de haber sido de otra manera, menor la demanda del inversor, por la necesidad de someter la economía a una cirugía mayor. Es lo que debemos evitar, porque si la OPEC se pone de acuerdo con Rusia y los Estados Unidos, para reducir la oferta de petróleo y aumentar el precio, y/o si suben los intereses internacionales, no tendríamos otra alternativa que los ajustes bruscos.
La Reserva Federal pospuso aumentar los intereses por el peligro de otra recesión mundial, una de las conclusiones del Foro Económico de Davos (Suiza), y evitar se acelere la tendencia de los capitales de regresar a los Estados Unidos, lo que perjudicaría particularmente a América Latina. Declinó hacerlo, no obstante tener prisa en reducir su balance de activos de renta fija, que aumentó de menos de un billón de dólares en 2007 a cerca de 4.5 billones a final de 2015.
Las dudas sobre el crecimiento económico mundial, que no son nuevas, revelan lo inédito de la situación. Precisamente por esa incertidumbre, en lo interno porque la inflación ha estado por debajo de la meta y el crecimiento según lo esperado, nuestro Banco Central ha mantenido una política monetaria neutral, manteniendo la tasa sin variación desde hace siete meses, la semana pasada la ratificó en 5%.
Para la Región el pronóstico económico es malo en el corto plazo y no hay una luz que aclare el panorama en el mediano plazo según el FMI, lo que podría aumentar el pesimismo del inversor y el diferencial de rentabilidad que exige para comprar bonos. Para minimizar el impacto, debemos eliminar y/o reducir la necesidad de más deuda.