Enemigo silencioso

Enemigo silencioso

El Instituto de Microbiología y Parasitología (IMPA) ha comprobado que están altamente contaminados los alimentos que se venden en puestos ambulantes en la periferia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Eso significa que una proporción de los matriculados en esa academia, que sobrepasan los cien mil, está en riesgo de contraer enfermedades cuya gravedad es fácil de deducir si se considera la alta incidencia de variedades de hepatitis y amebiasis que se registra en el país.

Pero los negocios ambulantes de la periferia de la UASD constituyen una modesta muestra del total de los focos de contaminación microbiana que hay en el país, y principalmente en los lugares de alta concentración de personas.

En toda la ciudad abundan los puestos, fijos y ambulantes, de venta de alimentos manipulados inadecuadamente, altamente contaminados, que ponen en peligro la salud de todo el que los consume.

Lo grave es que no se percibe que las autoridades sanitarias estén realizando lo que corresponde para tratar de revertir este cuadro, que constituye, sin duda, un problema de salud pública.

Todos esos focos de contaminación son responsables de la alta incidencia de enfermedades gastrointestinales, algunas de las cuales, como las diferentes variedades de hepatitis, ponen en serio peligro la vida de miles de dominicanos que diariamente consumen estos alimentos.

No conocemos las razones por las que el IMPA realizó un estudio sobre las condiciones en que son manipulados los alimentos que se venden en negocios ambulantes en la periferia de la UASD. De lo que sí estamos seguros es de que estamos ante un problema muy grave por el alto grado de contaminación en alimentos y refrigerios que se venden en todas partes.

La salud de mucha gente está siendo deteriorada por este enemigo silencioso.

Mala práctica

Las autoridades municipales, aquí y en cualquier parte, están en el deber de evitar que particulares ocupen o se apropien de espacios públicos de uso común.

Lo decimos a propósito de la campaña de denuncia que realiza desde hace algún tiempo el vespertino El Nacional, acerca de la ocupación de las aceras y otros espacios por particulares que establecen tarantines, depositan materiales o emplean como estacionamiento de vehículos.

A pesar de la contundencia de las denuncias, no hemos visto que las autoridades hayan reaccionado en el sentido correcto, que es el de desalojar todo lo que obstaculice el paso de personas y vehículos.

Es más, es altamente censurable que las autoridades municipales autoricen, a cambio de paga, que personas o empresas ocupen, temporal o definitivamente, espacios destinados al uso común. Muchos constructores propietarios de materiales depositados en las aceras han mostrado documentos que prueban que han pagado una autorización para ocupar áreas de uso común. Con estas autorizaciones por paga, las autoridades municipales se auto descalifican para actuar contra esta mala práctica.

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