Energía: el camino del sol

<p>Energía: el camino del sol</p>

LEANDRO GUZMÁN
Los apagones continúan con su castigo a la población y, según parece, todavía falta mucho para solucionar el problema eléctrico en nuestro país. Gobiernos van y gobiernos vienen y todos quieren resolver el problema energético y suministro de agua a base de grandes megaproyectos, entre ellos plantas eléctricas que generan a base de fósiles contaminantes, con costos elevadísimos que no todo país subdesarrollado puede soportar.

Hay técnicos que parece que no acaban de entender que el petróleo se acabará más temprano que tarde, situación más sombría por cuanto se sabe que las grandes reservas existentes están tan profundas, que explotarlas tendría costos que impedirán que ese combustible baje de precio. Si a esto añadimos el desaforado consumo, fundamentado en la industrialización y el desperdicio, junto a los conflictos bélicos, tenemos que el petróleo será un artículo prohibitivo en el futuro cercano.

En vista de que el desarrollo no se puede detener y cada día hay más demanda de energía por el crecimiento industrial y poblacional, estamos obligados a buscar la energía en fuentes alternativas. En una palabra, tomar el camino del sol para producirla, que contrariamente a como muchos piensan, resulta más barata y no es contaminante.

En la República Dominicana, cuatro paneles solares capaces de producir un kilowatts, incluyendo cuatro baterías y un inversor, costarían aproximadamente RD$258,000.00, suficientes para cubrir las necesidades de una vivienda modesta donde no haya derroche, y que hoy pagan 300 pesos mensualmente, como mínimo, con subsidio gubernamental, lo que estimula que no haya control en el consumo. Con un simple mantenimiento del inversor y las baterías, se tendría energía garantizada por veinte años.

Pero además – y esto es lo más importante – esa vivienda quedaría fuera del sistema energético que produce energía a base de petróleo y carbón, con la subsiguiente contaminación.

La alternativa económica más viable para aquellos casos donde las líneas eléctricas estén alejadas y resultan más costosa, es el uso de sistemas fotovoltaicos, que pueden transformar la energía luminosa en otro tipo de energía, especialmente la eléctrica para viviendas, pequeñas escuelas y casas de campo, granjas y refugios, naves para ganadería, etc., que permiten suministrar una gama de servicios como luz, televisión y el funcionamiento de electrodomésticos de bajo consumo.

En base a ese sistema solar, se podría resolver paulatinamente el problema de la energía eléctrica no solamente en campos remotos, sino también en las ciudades, si se populariza su uso en las urbanizaciones existentes y en la que se construyen.

En vista de que el Banco de Reservas acaba de anunciar que todas las viviendas que se adquieran en la próxima feria hipotecaria entre el 14 y 18 de febrero serán financiadas con una tasa de interés de un 10.66 por ciento, fija durante año y medio, sería oportuno de que las viviendas populares adquiridas y en proceso de construcción, usen paneles solares para satisfacer sus necesidades fundamentales. Naturalmente, el costo de esos paneles y sus equipos estarían incluidos en el financiamiento, pues los sectores a las cuales van dirigidas esas viviendas no estarían en condiciones de comprarlos “de un solo golpe”.

Otra alternativa sería el uso de la energía eólica, con costos más o menos similares, que se logra con el viento. La incorporación de energía eólica a los paneles solares ha resuelto muchos problemas cuando las condiciones climáticas no son propicias para el funcionamiento continuo de los paneles solares, como por ejemplo cuando escasea a la luz del sol.

El camino del sol es tan importante, basta saber que la energía solar produce la evaporación de las aguas que forman las nubes y éstas ocasionan las precipitaciones, que subsiguientemente son represadas para producir energía eléctrica y suministrar agua para riego agrícola y para el consumo humano. Pero, además, los cambios climáticos que se producen por la energía solar generan los vientos, cuya energía mueve molinos para la industria y al mismo tiempo para generar electricidad. El viento, desde tiempos inmemoriales, fue utilizado para mover las naves de los descubridores del Nuevo Mundo, que a pesar de todo todavía subsiste.

El camino del sol, en el sentido que hemos explicado, debe estar en la mente de todos aquellos que toman las decisiones para que el mundo avance y los países como los nuestros se desarrollen, sin tanta dependencia petrolera. 

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