Energía alternativa y la ganadería

 Energía alternativa y la ganadería

Me encontraba conduciendo un vehículo de alquiler entre Cáceres y Madrid, cuando, próximo a la planta nuclear que existe en la provincia extremeña de Cáceres, al borde de la carretera, me percaté de una inmensa finca, que en vez de tener ganado vacuno, caballar,  caprinos u ovinos, lo que tenía era una inmensa cantidad de paneles solares en toda la propiedad. 

Curioso, me detuve en el próximo parador muy cercano a donde había observado aquel extraño mundo de paneles solares y le pregunté al que atendía el bar, si conocía al propietario de esa finca.  Muy conversador, como todos los que atienden bares y cafetines en España, me expresó que la misma pertenecía a un tío suyo, pero que no tenía conocimiento de cuántos paneles había, cuánto producía en energía y tampoco sabía, lo que más me interesaba, el precio que le pagaban por la energía.

   Llegado a Madrid, me encontré con un amigo que tenía conocimiento de estos proyectos.  Me dijo, que esa finca tenía unos dos mil quinientas unidades fotovoltaícas, que se la vendía a una empresa que suministraba energía a pueblos y ciudades circunvecinas pero que al parecer, el precio por que se pagaba por el kilovatio era casi un secreto, ya que dependía del porcentaje de subsidio que el gobierno provincial o estatal le otorgaba al proyecto.

   Me imaginé una finca similar en nuestro país, que de paso, un amigo que de manera casual encontré en el Conaleche me informó que ya a él le han propuesto en su finca de la provincia de Monte Plata un proyecto similar, pero con la diferencia que éste sería con paneles elevados sobre plataformas, lo cual le permitiría, si los ejecutores lo creen factible, que las vacas pasten debajo de los mismos, lo cual de paso, serviría para darle mantenimiento al proyecto.

   Lo que más me inquieta de este tipo de proyecto es el robo de metales, especialmente los de los paneles que son angulares galvanizados más caros que los de hierro.  También, los mismos paneles, que dependiendo su eficiencia tienen un precio muy caro en el mercado.  De más está escribir que tal como acontece con el abigeato, cuando el ganado es sacrificado en potreros y abandonada una buena parte de la carne, patas, cabeza, etc., en el caso poco probable de que sean apresados los ladrones de metales, por la lenidad de la justicia, son dejados en libertad sin los jueces apreciar, que en muchos de los casos cuando son pequeños ganaderos, le han privado del sustento familiar a los perjudicados.

   Mientras en nuestro país se tenga un código procesal benigno, jueces venales y abogados prestos a pescar en río revuelto, sin decoro, sólo con el afán de lucro, establecer un proyecto como el que acabamos de señalar significaría sacrificar gran parte del beneficio del mismo, en vigilantes, equipo de seguridad, alarmas y cuantas medidas efectivas de salvaguarda existan.  Para que podamos beneficiarnos de energías baratas en cuanto a sus fuentes, pero caras en cuanto a su puesta en ejecución, deberemos contar con la ayuda gubernamental y de las autoridades encargadas de protección; en caso contrario, estos proyectos están destinados al fracaso.

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