Energía ¿de hoy o mañana?

Energía ¿de hoy o mañana?

PEDRO GIL ITURBIDES
La humanidad cambió del carbón vegetal al mineral en el siglo XVIII. No hubo grandes trastornos, pues los países que adoptaron este último combustible fueron pocos en principio. Cien años después los seres humanos comenzaron a utilizar el petróleo, y siglo y medio más tarde se popularizó el aprovechamiento de éste. Tampoco fue traumática esa metamorfosis, puesto que no hubo una imposición de la nueva fuente de energía. Los seres humanos fueron adoptándola en forma paulatina.

El paso del petróleo a otras fuentes de energía promete, en cambio, generar bochinches. Un escarceo inicial está impulsado por el uso de granos, cereales y frutas como venero de esa energía. En nuestro continente, es probable que dependamos del maíz y de la caña de azúcar. En Europa se han aferrado a la remolacha, la papa, a la colza, también al maíz y, ¡quién lo dijera!, al trigo. Y esto es lo que disgusta a los alimentalistas, aferrados al prejuicio de que la transformación de lo que se coseche de estos cultivos para producir energía, repercutirá sobre los niveles de nutrición de la especie humana.

Pero es indudable que la humanidad se encuentra inmersa en un proceso de cambios en lo atinente a las fuentes de energía. Acicateados por los precios del oro negro y por particularidades de quienes manejan los centros de aprovisionamiento, los grandes países estudian el salto.

¿Sol, vientos, agua, bioenergía? El Sol, centro del sistema del que la Tierra es un planeta, sería la fuente ideal, confiable y segura. Pero el aprovechamiento del calor o de sus rayos, todavía es un enigma económico. Muchos aseguran que las empresas dedicadas a la prospección petrolera son responsables por el retraso en el dominio de una tecnología para el aprovechamiento del Sol. Sin embargo, George W. Bush no es solamente Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, sino integrante de una familia vinculada al negocio petrolero. El, junto a su homólogo brasileño Luiz Inacio -Lula- Da Silva, impulsa la producción de biocombustibles. ¿Se cansó de Hugo Chávez? ¿Prevé un desenlace fatal en los acontecimientos políticos del Asia?

Cual que sea la motivación que lo impulsa, clavó sus ojos en fuentes de energía desvinculadas de las entrañas de la Tierra. El carbón o el petróleo tardarán en ser desplazados. Pero el programa de financiamiento a la producción de biocombustibles denota una inclinación resultante de la inquietud. La participación de los brasileños asegura una experiencia aprovechable, pues éstos han explotado biomasa y biocarburantes con el mismo empeño. Y son responsables por la producción de automotores que aprovechan una mezcla de etanol y gasolina. Y con todo y los altos costos del sistema.

No están solos en este camino. Los europeos tienen como meta el 2010 para que los combustibles de origen fósil sean vendidos en una mezcla con carburantes de origen vegetal. Ya producen el gasóleo y en países como Alemania el 5% de la flota vehicular de transportación de pasajeros usa el biogasóleo como alternativa en la combustión de motores. En esta primavera los alemanes tienen cerca de 2.5 millones de hectáreas de tierra sembradas de colza cuyas semillas transformarán en aceite carburante.

Pero también los alemanes han desarrollado y explotan la energía eólica, la de gases residuales de desechos domésticos en fuerza calorífica y motriz, y buscan combustibles sintéticos. Una empresa alemana concluye en Manzanares, España, un proyecto de explotación del calor solar como fuente de energía. Pero todo esto, todos los esfuerzos, tienen un límite que no lo tiene el petróleo.

Por tanto, tenemos que seguir buscando. Creo en el Sol y en el agua. Por ahí estarán las posibilidades de la humanidad. Mas, tenemos que procurar tecnologías que permitan el aprovechamiento de estas fuentes a bajo costo y sin inconvenientes colaterales.

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