Energía eléctrica

Energía eléctrica

El país acaba de dar una demostración de unión sin que importe quién haya alentado la acción que vistió nuestra sociedad  de amarillo.

Decir todo el mundo, siempre es una exageración pero…

Se ha destacado que niños de colegios privados vestían camisetas de color amarillo. Se intenta restar importancia a la protesta y  convertirla en un barril de sal en el océano.

Por la calidad y la malaleche de la reacción se nota que la protesta caló, que se produjo en todo el país y que la nación reclama que se coloque la educación como la necesidad prioritaria, después del pan, como dijo el revolucionario francés.

La convocatoria fue exitosa, el calentamiento efectivo y la conjunción de voluntades se produjo el lunes pasado. Me resultó curioso y simpático ver fundas amarillas colgadas de las antenas de vehículos del transporte público. Personas en esquinas y parques, en supermercados y en avenidas, regalando cortes de cintas amarillas para que, quien lo deseara, exhibiera esa nueva, inteligente y efectiva forma de propaganda y protesta cívica. Si los hijos de ricos también protestaron, ¡qué bueno! que aprendan a reclamar los derechos, que sepan que ellos son los demás de los demás. Que entiendan que no viven aislados en una burbuja y que si existe la burbuja en cualquier momento puede estallar, si los demás no reciben los beneficios que debieran. Y si estalla…

Si alguna fuerza social, política, económica, actuó tras la protesta del lunes, bienvenida sea. No hubo interrupciones del tránsito, no hubo pedreas, no hubo vitrinas quebradas, no se rompieron los faroles ni los cristales de los vehículos, no hubo policías a quienes se manda a intervenir y al imponer el “orden” tienen que apresar personas que ejercen sus derechos.

Nada de eso hubo.

Hubo, sí, un orden impuesto por la voluntad de decir: ¡Estamos vivos! ¡No nos engañan con su palabrería llena de florituras y pocas realizaciones a favor del pueblo!

Lo del lunes fue una expresión de la real situación que vive el país que nada tiene que ver con la bonanza que sólo se ve en números y no beneficia a la mayoría.

El 80 por ciento de la población afirma que la cosa va mal: no hay trabajo,  el gobierno abusa de la población cobrando impuestos excesivos a todos los renglones, se niega el acceso a la educación y se descuida la atención a quienes acuden a los hospitales públicos, sólo aumentan el crimen y la corrupción, y el pueblo señala la justicia, el Congreso Nacional, la Policía, como las instituciones más corruptas, ¡Ya está bueno!

Ahora ¿Qué esperamos para una protesta similar contra el aumento abusivo de la energía eléctrica?

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