¿Energía limpia y manejos sucios?

¿Energía limpia y manejos sucios?

De nuevo se pone sobre el terreno de juego el problema del ordenamiento territorial apropiado para poder establecer con claridad qué cosa se puede hacer en qué territorio, y qué no se puede hacer.

Una carretera que se pierde hacia Cabo Engaño y que rebota en el mar nos sorprende con una nueva vaina, muy moderna, por cierto, y muy ecológica, pero donde no puede estar.

Si ya se estableció que esa zona costera de la Provincia La Altagracia está declarada como turística; si ya se conocen con claridad las prohibiciones por ley a las construcciones industriales sobre las costas; si se está recuperando el respeto por los 60 metros inmediatos a la costa (sea acantilado o playa);  si ya se tiene un horizonte determinado para el desarrollo turístico de esa parte del país; ¿por qué razones se inventa con levantar un campo de energía eólica, con propelas a más de 100 metros sobre el nivel del mar, más altas que edificios de 40 pisos, exactamente donde está prohibido?

La empresa Corporación Energética Punta Cana Macao (CEPM) está en estos momentos preparando el terreno junto al mar para la instalación de generadores eléctricos eólicos (NM-82) de 1650 KVA cada uno, fabricados por las empresas europeas Vestas y Neg Micon.

Y tal parecería buena la instalación y la producción de energía limpia, si hasta ecológico resultaría. Pero el hecho es que ese no es el sitio indicado, por varias razones, y la primera es que, dentro del ordenamiento territorial en la República Dominicana, esa zona está destinada al desarrollo turístico, que aunque han hecho mucho daño, se espera que dentro de una reorientación de su oferta y mejor manejo de zona, éste pueda presentar un desarrollo acorde con la conservación.

Lo segundo es que, atendiendo a lo primero, la presencia de diez propelas gigantes (40 pisos de altura), éstas constituirían una grave agresión al entorno paisajístico, fundamental para la oferta turística de la zona.

Lo tercero es la contaminación sónica, pues no es que estas maquinarias trabajan silenciosamente, y con el ruido que producirían permanentemente ¿quién descansaría en kilómetros a la redonda?.

Y por último, la contaminación electromágnética, que de los tipos de contaminación invisible se presenta como la más peligrosa de todas luego de la radiación.

Entonces, tomando en cuenta estos elementos, ¿por qué tiene que instalarse un campo de energía eólica violando la Ley Ambiental, las normas legales de desarrollo turístico y de ordenamiento territorial?, cuando puede instalarse en un sitio adecuado y presentarse como un modelo de manejo de un campo de producción energética.

Además, bajo el amparo de quién. Porque hay que decir que ni el Ayuntamiento del Municipio de Higüey, ni la Dirección de Comandancias de Puertos (cuyas funciones implican el manejo de costas), ni la Secretaría de Estado de Turismo, ni la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, han autorizado la instalación de dichas maquinarias.

Vigilancia en la autopista

Helainys Torres fue la primera que me informó del asunto, y me lo pasó así:Recientemente la policía ha dispuesto una vigilancia de la autopista Duarte desde el km 9 en Santo Domingo hasta Santiago, con cinco jeepetas y dos helicópteros. Cada jeepeta tendrá un tramo de la autopista que vigilará y tendrán un celular a los que podrá llamar la ciudadanía. A continuación los tramos y los celulares de cada una de las jeepetas?:

1- Desde el km 9 hasta Villa Altagracia cel (809) 315-6820

2- Desde V. Altagracia hasta Piedra Blanca  cel (809) 315-6821

3- Desde Piedra Blancahasta Bonao    cel(809)315-6822

4- Desde Bonao a La Vega cel(809)315-6823

5- Desde La Vega a Santiago cel (809) 315-6824

Helainys sugiere que imprimamos los números y los peguemos al tablero de los vehículos, de manera que el conductor lo tenga a la vista.

La verdad es que tal servicio nos asombra. Es como pasar de la oscuridad a la luz en cosa de segundos. Y de verdad que eso merece una felicitación.

Ahora, ¿cómo es que no se les habría ocurrido antes? De seguro ese servicio funciona en otros países, porque hasta en las películas aparece. Entonces, la pregunta es válida: ¿por qué razón no se habían implementado medidas de esa naturaleza? ¿Se les daba oportunidad a los policías para buscársela como sabuesos en celo? O nunca lo sabremos o en algún momento algún oficial se destapará soltando los perros a su albedrío. Claro, también puede aparecer la salida de que una idea de Leonel Fernández.

De todas maneras, ojo con el servicio, muy bueno, excelente. Pero ya en Santo Domingo algunos de los guardias y policías del operativo contra la delincuencia están pidiendo «algo pa’ un refrequito».

Una talabartería en la carretera

La que fuera «Talabartería La Higüeyana» Macorís adentro, hoy es la misma «Talabartería La Higüeyana» en la cabeza occidental del puente sobre el río Soco, entre Macorís y Romana.

Esto, naturalmente, no es un anuncio, sino un reconocimiento al más representativo trabajo de artesanía del que se tenga conocimiento, pues las labores sobre cuero se conocen desde que el hombre era habitante de las cavernas y necesitaba de pieles para cubrirse del frío.

La evolución en el manejo de las pieles hizo de la talabartería la actividad más noble y notable en materia de arte utilitario, porque prácticamente todo lo que el hombre necesitaba, con excepción de las armas y los artefactos de labranza, los fabricó de cuero: zapatos, pantalones, chaquetas, abrigos, sombreros, gorros, orejeras, anteojeras, correas, alforjas, carteras y otros objetos de uso personal.

Para el uso de la casa se fabricaban paravanes, sillones, camas, camapés, sillas, cobertores y otros artículos variadísimos.

Para el trabajo del campo, comenzando con la silla de montar caballo, se fabricaban (y se fabrican todavía) alforjas, vainas (para cuchillos y machetes), polainas, botas, cantimploras (llamadas ?botas? en España, por su forma, para guardar vino), odres (grandes para guardar vino también); para los animales de monta y carga se fabrican riendas, frenos, anteojeras y otros artilugios indispensables, siendo el cuero el material ideal para su fabricación.

La «Talabartería La Higüeyana», cuyo propietario es Héctor R. Pepén, es en la carretera Macorís-Romana más que un centro de trabajo y producción, un lugar de admiración, un museo a la capacidad de las manos humanas para cubrir sus necesidades históricas con gusto de artista.

“Alte Taino”

Así como hay arte, también hay «alte», para que lo sepan. Solo que tienen que abandonarse un poco a la imaginación y al borracho juego semántico-semiótico-inventivo.

El arte desarrollado por nuestros Taínos, como sabemos, recurrió al uso de la arcilla, la madera, el hueso, la piedra, la concha, el cuero, las espinas de pescado, los colmillos de sus perros, los huesos del manatí y la fibra vegetal para la creación de objetos de uso cotidiano, guerrero y ceremonial.

Y claro, la pauta dejada por el aborigen dejaba a la libertad humana la posibilidad de darle vuelo a la imaginación post-taína hasta donde fuere preciso, hasta donde se concibiera.

Por ejemplo, como ven ustedes en la foto, el artista neotaíno «se botó» hasta más allá de los 8 mil años de la primera evidencia de la presencia aborigen en el Caribe. El tipo se fue a varios millones de años atrás, hasta los dinosaurios, y allá, allá lejísimos, allá por Jurasic Park, el hombre de la carretera que lleva a Punta Cana concibió la presencia del dino coetáneamente con los taínos. A mi me habían dicho que los dominicanos eran muy imaginativos. Y mire que yo no lo creí mucho, pero con semejantes evidencias no tengo otra alternativa.

Y esa otra alternativa es lo que dije al principio. La concepción de «coetanizar» a los dinosaurios con los taínos, y traerlos al presente para colocarlos en la carretera que va a Verón y Punta Cana, no tiene otro nombre que ?alte?. Y no se alteren.

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