WASHINGTON. AP. El diagnóstico de un tumor cerebral maligno dejó al Congreso sin su mejor negociador y uno de sus más osados liberales, Edward Kennedy, un político conocido tanto por sus inquebrantables posturas de izquierda, como por su disposición para trabajar con los representantes de derecha para la aprobación de leyes.
El Senado comenzó el debate sobre el presupuesto para un año más de guerra en Irak sin el acostumbrado rugido de indignación del demócrata por Massachusetts. Su ausencia fue igualmente clara ayer cuando el presidente Bush firmó una ley que Kennedy elaboró con republicanos para evitar que las personas perdieran sus empleos o seguros debido a su susceptibilidad genética a posibles enfermedades. Dondequiera que había algún trato por realizarse o una parte importante en la legislación, se encontraba cerca.