Enfermedad del hígado en niños

Enfermedad del hígado en niños

El hígado es un órgano de tamaño grande, ubicado en la parte superior derecha del abdomen y protegido en su mayor parte por las costillas con un suministro de sangre exclusivo que proviene del corazón. Es un órgano vital que cumple muchas funciones, como producir bilis. Con esta sustancia el organismo absorbe la grasa que ingerimos así como vitaminas solubles en grasas.
El hígado también produce enzimas, proteínas y factores que intervienen en la coagulación de la sangre, regula la glucosa en la sangre y almacena azúcar adicional, además de otras sustancias, nutrientes, vitaminas y minerales, elimina bacterias y sustancias tóxicas de la sangre.
Previene infecciones y regula respuestas inmunes, además procesa nutrientes, medicamentos y hormonas.
Existen muchos tipos de enfermedades hepáticas en los niños. Muchas de ellas son congénitas y otras adquiridas luego del nacimiento tanto en la niñez como en la adolescencia.
¿Cuáles son los síntomas que presenta un niño con enfermedad del hígado? Uno de los síntomas más importantes que puede ser observado por los padres es la ictericia (coloración amarillenta de los ojos y la piel), además puede aparecer heces de color pálido o blanco, orina de color oscuro, agrandamiento de abdomen por crecimiento del hígado y el bazo, dolor abdominal, fiebre, fatiga crónica, prurito o picazón en el cuerpo, poca ganancia de peso, hinchazón en los pies o formación de moretones en la piel con facilidad, entre otros. Estos síntomas siempre están acompañados de alteración de las pruebas hepáticas, lo que confirma el diagnóstico.
¿Cuáles son las enfermedades del hígado que pueden afectar a los niños? El término hepatitis se usa para describir la inflamación del hígado y puede ser causada por uno o varios factores. Muchos virus pueden afectar el hígado en los niños siendo uno de los más frecuentes la hepatitis A, que se adquiere por el consumo de alimentos contaminados.
Otras enfermedades pueden ser adquiridas antes del nacimiento del bebé y tienen un curso más complejo. Entre éstas, la atresia de vías biliares es la enfermedad más frecuente y que conlleva mayor morbimortalidad; por esto, hacer un diagnóstico a tiempo es determinante para el buen pronóstico.
Algunas infecciones virales en la madre durante la última etapa del embarazo pueden ser transmitidas al niño y provocar enfermedad hepática grave al momento de su nacimiento. Otras causas pueden ser enfermedades originadas por algún defecto metabólico, que pueden manifestarse desde el nacimiento o en cualquier momento de la infancia o adolescencia.
También las enfermedades del hígado de origen autoinmune son causa frecuente. Una de ellas es la hepatitis autoinmune, que puede presentarse a temprana edad.
Otras enfermedades pueden ser genéticas (herencia familiar) o deberse a inmadurez hepática (nacimiento pretérmino), secundarias a infecciones bacterianas graves, por hipoxia (falta de oxigenación al cerebro) durante el nacimiento, infecciones neonatales congénita virales, enfermedades causadas por drogas, consumo de sustancias tóxicas, medicamentos, infecciones virales postnatales u obesidad, entre muchas otras.
Para realizar el diagnóstico de estas enfermedades se requiere analizar pruebas de sangre, realizar estudios de imágenes y una biopsia de hígado.

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