CHICHIGALPA, Nicaragua. AP. Una misteriosa epidemia de deficiencias renales está devastando la costa pacífica de América Central y ha matado a más de 24,000 personas tan solo en El Salvador y Nicaragua desde el año 2000.
Hay quienes culpan a los pesticidas, pero las causas podrían ser más complejas y estar relacionadas con los hábitos de trabajo de esas personas.
Jesús Ignacio Flores comenzó a trabajar a los 16 años. Pasaba largas horas en sitios de construcción y en los campos de la plantación de azúcar más grande de su país. Hace tres años, sus riñones comenzaron a fallar. Llenaban su cuerpo de toxinas y luego falleció.