Enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, obesidad y sedentarismo

Enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, obesidad y sedentarismo

Sergio Sarita Valdez

Enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, obesidad y sedentarismo. En dos años de pandemia no solamente se han contabilizado centenares de millones de afectados y de fallecimientos a consecuencia del coronavirus, sino que además se ha agudizado la incidencia de las enfermedades crónicas. La cuarentena establecida ha generado secuelas nutricionales y de movilidad.

El tiempo de ocio ha crecido con un saldo de sobrepeso en la capa media de la población urbana. También ha habido un aumento en el consumo de las denominadas comidas rápidas de alto contenido calórico tipo grasas animales y carbohidratos, así como de sal.

Es notoria la casuística de mortalidad registrada en la sala de autopsia dominicana, a partir del año 2020 cuando se inició la covid 19. Ha bajado la edad para las muertes cardíacas, lo usual era ver estos fallecimientos en masculinos mayores de 50 años, más bien por encima de los sesenta años.

Ahora los vemos en individuos menores de 40 años. La frecuencia de decesos repentinos en mujeres con sobrepeso es otra sorpresa en la mesa criolla de cadáveres. El pan nuestro de cada día en patología es el de jóvenes que fatalmente se desploman y que la necropsia evidencia engrosamiento concéntrico del ventrículo izquierdo, acompañado de estrechamiento arteriosclerótico de los orificios de las arterias coronarias.

La tripleta clínica compuesta por la hipertensión arterial, la diabetes tipo adulto y la obesidad abdominal representa una morbilidad muy común en los últimos tiempos, la cual constituye una especie de bomba de tiempo dispuesta a estallar en el momento menos esperado causando un paro cardiaco irreversible.

Pongamos en orden cronológico siniestro los graves signos de la época: aislamiento sanitario a causa de la pandemia, ocio sedentario acompañado de exceso de comidas cargadas de sal y bebidas de alto contenido calórico; súmele a ello el fumar y modernamente de vapeo. Si además tenemos una hiperglicemia familiar y un componente hipertensivo emocional, entonces solo es asunto de tiempo y circunstancias para que explosione la bomba epidemiológica: muerte súbita.

Estamos ante el deber ineludible de alertar a las personas proclives a sufrir estos trágicos eventos mortales con el propósito de tomar las medidas preventivas de lugar. Una vez conocidos los peligros empezamos por lo más fundamental y asequible a todos: la actividad física. ¿Cuánto nos cuesta ejercitarnos diariamente, digamos una caminata de 30 minutos cinco días a la semana? ¿Cuán costoso nos resulta reducir la cantidad de sal que agregamos a las comidas? ¿Es difícil hacernos análisis de sangre para conocer nuestros niveles de azúcar? ¿Y que de chequeos anuales con registro de la presión arterial?

La pandemia del milenio más temprano que tarde la convertiremos en una endemia, la cual no podemos utilizar para desentendernos de la gravedad sanitaria que afrontamos.

La diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la obesidad son males crónicos ahora agravados por el sedentarismo circunstancial.

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