Existen muchas enfermedades crónicas del hígado, sin embargo, solo hay algunas que podemos tratar a tiempo de forma efectiva. Entre ellas:
Atresia de vías biliares. Se presenta desde la segunda semana de nacimiento y se caracteriza por ictericia, acolia, coluria y distensión abdominal. Todo niño con estas características debe ser evaluado por un servicio de hepatología pediátrica con la finalidad de realizar su diagnóstico oportuno, ya que estos pacientes deben ser sometidos a cirugía para corregir el defecto y evitar el daño total del hígado.
En pacientes que no han recibido esta cirugía antes de los tres meses de vida o en los que, a pesar de habérsele realizado a tiempo no funciona, el hígado deja de funcionar de forma progresiva, por lo que se requiere de un trasplante hepático para poder preservar la vida.
Hepatitis autoinmune. La hepatitis autoinmunitaria es la inflamación del hígado que se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca las células hepáticas.
Un trasplante de hígado puede ser una opción cuando la hepatitis autoinmunitaria no responde a los tratamientos farmacológicos o en los casos de enfermedad hepática avanzada.
Trasplante hepático en los niños. ¿Qué es el trasplante hepático?
Un trasplante de hígado es un procedimiento quirúrgico para extirpar el hígado que ya no funciona de forma adecuada (por insuficiencia hepática) y reemplazarlo con un hígado saludable, que puede provenir de un donante vivo o fallecido.