Enfermedades reumáticas riesgo de discapacidad

Enfermedades reumáticas riesgo de discapacidad

EFE/REPORTAJES. La artrosis de rodilla y cadera, la tendinitis, la fibromialgia y la osteoporosis son algunas de las patologías reumáticas más frecuentes. Especialistas en reumatología ofrecen recomendaciones para paliar los efectos de este tipo de dolencias, que pueden llegar a ser altamente incapacitantes.

Según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades reumáticas suponen la primera causa de discapacidad física, de origen no mental, en el mundo occidental.

“Estas patologías, lejos de lo que se pueda pensar, afectan no solo a personas mayores sino también a la población joven laboralmente activa y su prevalencia va en aumento. La formación e investigación son imprescindibles, ya que tanto una mayor capacitación de los profesionales como un avance en el desarrollo de nuevos abordajes de estas enfermedades redundan en un beneficio claro del paciente”, afirma Alejandro Tejedor, coordinador del Grupo de Reumatología de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

Las enfermedades reumáticas tienen importantes repercusiones en el día a día de las personas afectadas pues, como explica el facultativo, “la mayoría de ellas son crónicas y limitan en gran medida la autonomía del paciente”.

Dolor, fiebre y pérdida de peso. Por su parte, Francisco Vargas, miembro del Grupo de Reumatología de semFYC, afirma que la calidad de vida de las personas con enfermedades reumáticas “puede llegar a estar tan deteriorada como la de pacientes con patologías tan incapacitantes como un ictus”.

“De este modo, el alto grado de discapacidad que pueden provocar, a medio y largo plazo, hace que uno de los objetivos principales sea conseguir manejar de forma temprana este tipo de enfermedades, con el fin de ralentizar su curso y modificar su progresión, reduciendo así el nivel de discapacidad de los pacientes, e incluso tratar de prevenirlas”, señala el doctor Tejedor.

Entre las enfermedades reumáticas más habituales están la artrosis de rodilla y cadera, la lumbalgia, la fibromialgia, la tendinitis, los esguinces, la osteoporosis y las artritis.

“Los síntomas abarcan, desde dolor mantenido durante más de tres semanas, hasta fiebre, pérdida de peso o dificultades de movilidad. Signos de alarma ante los que se debe acudir lo antes posible a la consulta”, advierte el doctor Vargas.

Asimismo, el Colegio Americano de Reumatología subraya que muchas enfermedades reumáticas son afecciones crónicas. “Puede que no haya una cura, pero existen tratamientos efectivos disponibles para la mayoría de ellas. De hecho, muchas personas con patologías reumáticas llevan una vida plena y feliz durante muchos años”, precisa.

Esta entidad explica que las enfermedades reumáticas causan inflamación y deterioro en las articulaciones y estructuras adyacentes y pueden dificultar la realización de las tareas cotidianas.

“Aunque sus síntomas pueden variar, estas patologías siempre atacan al sistema musculoesquelético, que incluye los huesos, las articulaciones, los músculos y los tendones. Algunas personas también tienen complicaciones en órganos internos y hay pacientes que pueden padecer más de una enfermedad reumática al mismo tiempo”, apunta.

Los especialistas del Colegio Americano de Reumatología recomiendan a las personas con alguna enfermedad reumática que mantengan una actitud positiva. “Sea flexible y muéstrese abierto a diversas opciones de tratamiento; busque nuevas maneras de seguir disfrutando de sus actividades favoritas; mantenga el sentido del humor y recuerde que está bien pedir ayuda”, indican.

Higiene postural y ergonomía. Asimismo, aconsejan a los pacientes con este tipo de patologías que se mantengan activos.

“El ejercicio ayuda a disminuir el dolor, reducir los síntomas de la enfermedad y contribuye sustancialmente a la flexibilidad general del cuerpo”, manifiestan.

En este sentido, instan a los pacientes a elegir “un conjunto de actividades que contribuyan al buen estado físico y al fortalecimiento, desde caminar y hacer ejercicio aeróbico acuático, hasta andar en bicicleta y bailar. Pueden hacerlo con amigos, llevarse un libro grabado en audio o simplemente disfrutar de la actividad. El truco es empezar y desarrollar una rutina. Pero si el ejercicio escogido requiere mucho esfuerzo, es conveniente consultarlo primero con el médico”, precisan.

Del mismo modo, Miguel Ángel Caracuel, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología, expresa que la práctica de ejercicio físico “incrementa la amplitud de movimiento, la capacidad de amortiguación y la flexibilidad de las articulaciones. Asimismo, esta rutina puede ayudar a los huesos a soportar más fácilmente el peso del cuerpo, puede aliviar la rigidez y mantener la resistencia, con lo que se consigue que la capacidad de los afectados para hacer sus actividades cotidianas mejore de forma significativa”. “No podemos olvidarnos de los aspectos psicológicos, pues aumenta la autoestima, disminuye la ansiedad, mejora el estado de ánimo y el equilibrio emocional y, además, incrementa la distracción”, apunta.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria señala que, para disminuir la carga de estas enfermedades, es prioritario desarrollar actividades de promoción de la salud, haciendo especial énfasis en la higiene postural y en la ergonomía, fomentando estilos de vida saludables y desarrollando programas de prevención de lesiones en cada etapa de la vida.

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