Enfermeras narran las penurias en que discurre su vida y oficio

Enfermeras narran las penurias en que discurre su vida y oficio

Mis tres hijos se criaron solos, pues llegué a tener tres tandas de trabajo para poder mantenerlos, recuerda con ojos llorosos Lucrecia Guerrero, una enfermera con 31 años de servicio en el sector público que devenga un salario de RD$8,500.

El caso de Guerrero se repite en la vida de una parte significativa de las enfermeras auxiliares del país, quienes son consideradas muy buenas y reciben constantemente ofertas de países europeos.

Se trata en su mayoría de mujeres con un sentido de humanidad que deciden estudiar una profesión por amor al ser humano, pero que no es compensada con salarios justos, ni prestaciones de riesgo.

“Escasas enfermeras conservan sus matrimonios, pues los hombres terminan buscándose otra mientras una trabaja y amanece cuidando a los enfermos”, asegura Guerrero.

Sención Zabala es una enfermera que labora en el hospital de  maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, tiene cinco hijos y dos tandas de trabajo. Aún así, lo que gana no le alcanza para mantener a su familia.

Narró que para poder llegar a la Maternidad temprano, se levanta a las 5:00 de la mañana y llega colgando, porque los pasajeros repletan la guagua.

Enfermeras entrevistadas en varios de los hospitales cuyos servicios fueron paralizados ayer relataron los sinsabores y satisfacciones que viven en la cotidianidad, al lado de las personas que han perdido su salud.

Casi al unísono invitan a los periodistas a ver sus rostros cansados y envejecidos, algunas muestran las huellas de los riesgos de su labor.

Se pinchan y cortan con agujas y sus caderas sufren por la fuerza que tienen que hacer con pacientes en clínicas y hospitales.

Dolores Altagracia Mota, de 49 años de edad, también devenga un salario de RD$8,500..

Las claves

1. Las penurias

“He pasado hasta dos días sin ver a mis hijos. Cuando llego a casa ellos duermen y cuando me voy no se han levantado”, narró a

Enfermeras narran las penurias en que discurre su vida y oficio

La mayoría de ellas  vive en condiciones de pobreza y en zonas de marginalidad

2. Cansadas

Tienen sus rostros cansados y envejecidos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas