Enfrentamiento defensivo

Enfrentamiento defensivo

Muchos de nosotros conocemos sobre el enfrentamiento del estrés que surge de fuentes reconocibles; pero hay ocasiones en las que no podemos identificar o no tratamos directamente con la fuente de nuestro estrés. Por ejemplo, usted regresa al parqueo y se encuentra con que alguien dañó su carro y huyó. En otros casos, el problema es tan emocionalmente amenazador que no puede enfrentarlo de manera directa.

En todos estos casos usted está bajo estrés, y hay poco o nada que hacer para enfrentarlo de manera directa. En tales situaciones, la gente suele recurrir a los mecanismos de defensa como forma de enfrentamiento, los cuales son técnicas de engaño de uno mismo sobre las causas de una situación estresante, de tal forma que se reduzcan la presión, la frustración, el conflicto y la ansiedad.

Se entiende que la naturaleza de autoengaño de tales ajustes fue lo que llevó a Freud a concluir que éstos son totalmente inconscientes. Se dice que él estaba particularmente interesado en las distorsiones de la memoria y la conducta, así como de los sentimientos irracionales, los que consideraba como síntomas de una lucha contra impulsos inconscientes.

No todos los psicólogos aceptan la interpretación de Freud de que el enfrentamiento defensivo siempre es producido por conflictos inconscientes, sobre los que tenemos poco o ningún control. Con frecuencia, nos damos cuenta de que estamos sacando algo de nuestra memoria o, en todo caso, de que nos estamos engañando. Por ejemplo, todos la hemos emprendido contra una persona a sabiendas de que en realidad estamos enojados por otra cosa.

Independientemente de que los mecanismos operen o no de manera inconsciente, proporcionan un medio de enfrentar el estrés que, de otra forma, sería insoportable.

Hemos visto que hoy día existen muchas formas diferentes de enfrentar de manera defensiva el estrés. Los efectos de este estrés prolongado pueden ser tan graves, que en algunos casos el enfrentamiento defensivo no solo contribuye a nuestra capacidad global para adaptarnos y ajustarnos, sino que llega a ser esencial para la sobrevivencia. En situaciones menos extremas, las personas pueden utilizar los mecanismos de defensa con provecho para enfrentar problemas y estrés. Estas defensas son esenciales para paliar el fracaso, aliviar la tensión y la ansiedad, reparar el dolor emocional y mantener nuestros sentimientos de adecuación y valor. Solo cuando un mecanismo de defensa interfiere con la capacidad para funcionar, o crea más problemas de los que resuelve, se le puede considerar desadaptativo.

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