Después de un evento traumático, los niños están particularmente en riesgo, debido a su alta vulnerabilidad, a su falta de entendimiento de lo que sucedió y a su dificultad en comunicar lo que sienten.
Abrácelos y tóquelos frecuentemente. Forme un escudo de amor alrededor de ellos.
Pase tiempo con sus niños, especialmente antes de que se duerman.
Reafírmeles frecuentemente que están juntos y a salvo.
Hable con ellos sobre el desastre de una forma simple y honesta.
Pregúnteles acerca de sus sentimientos sobre el desastre. Anímelos a que hablen sobre como se sienten, sobre sus miedos y preocupaciones, sobre lo que piensan.
Dígales a los niños como se sintió usted durante el desastre.
No les hable a los niños sobre los miedos de usted al futuro. Es importante para ellos que los adultos se muestren seguros o esperanzados de poder salir adelante.
No descargue en los niños sus miedos. No los mantenga a su lado o duerma con ellos, por ser Usted quien tiene miedo.
Acepte los sentimientos de sus niños. Si su hijo se siente con ganas de llorar, dígale que está bien que llore y exprese sus sentimientos.
Anímelos a que dibujen, coloreen, escriban o jueguen acerca del desastre.
Cuando hagan juegos referentes al desastre, anímelos a que le den al juego un final feliz, pues ellos están a salvo.
Mantenga las rutinas familiares.
Reconozca y premie con palabras de aceptación, cuando los niños se comportan responsablemente.
Tolere durante un tiempo(3 a 4 semanas) los comportamientos regresivos o agresivos.
No le haga a sus niños promesas que no pueda cumplir.