Enfrentémoslo

Enfrentémoslo

Se ha convertido en una práctica frecuente el asesinato de personas para arrebatarles pertenencias, y en particular teléfonos celulares.

El suceso más reciente de esta catadura nos arrebató la vida de Manuel Enrique Pérez Peña, un meritorio estudiante de ingeniería residente en Santiago.

Con ese estilo demoníaco y los mismos propósitos han sido segadas otras vidas útiles, como los estudiantes Vanessa Ramírez Faña, Miguel Brazobán Guerrero y José Mercado Guzmán.

Aunque la persecución de los autores de estos crímenes es la secuencia lógica desde el punto de vista represivo, hay que ir pensando en fórmulas disuasivas para intentar disminuir la frecuencia de estos crímenes.

De principio, toda empresa dedicada a la venta de servicios de telefonía debería estar obligada a registrar en el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) las numeraciones seriales de cada uno de los celulares vendidos y activados, conjuntamente con la identificación de los compradores.

-II-

Todos los celulares tienen de fábrica un código que «identifica» al aparato, no a su dueño ni el servicio a que está abonado. Ese código es una cadena alfanumérica establecida, no modificable, conocida como IMEI, que es la abreviatura correspondiente a la norma «Internacional Mobile Equipment Identity».

Con el debido registro de esta «identificación», el aparato puede ser inutilizado a partir del momento en que su auténtico propietario denuncie la pérdida o robo, o cuando la compañía de que se trate tenga conocimiento de que el móvil de uno de sus abonados ha caído indebidamente en otras manos. Ese registro permitiría a INDOTEL disponer las medidas correspondientes cuando un aparato robado es activado por cualquier prestadora de servicio de telefonía.

Hay que actuar también para que haya un mejor control sobre las franquicias que otorgan a terceros las compañías telefónicas y que ha generalizado en el país todo un mercado de activación de celulares.

En fin, hay que actuar para hacer cada vez más difícil la activación y utilización de celulares robados, y disuadir, en alguna medida, la tendencia sádica de matar personas para arrebatarles estos aparatos. Los especialistas en comunicaciones móviles saben como hacerlo.

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