A pesar de que algunas dietas de adelgazamiento desaconsejan el café después de las comidas, el café sólo no engorda. Sin embargo, según un reciente estudio, la cafeína (presente, sobre todo, en el café y en las bebidas de cola), ayuda a asimilar los hidratos de carbono, por lo que las personas que desean reducir su peso quizá deberían acostumbrarse a las infusiones o al café descafeinado.
Investigadores de la Escuela de Ciencias del Deporte y Ejercicio, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), han llegado a la conclusión de que la ingesta de cafeína ayuda a la absorción de los carbohidratos, mejorándola hasta en un 26 %.
El estudio, enfocado a deportistas, demostró que cuando ingerían una bebida glucosada mientras hacían ejercicio, si a esta se añadía cafeína, la cantidad de carbohidratos que se absorbía se incrementaba notablemente.
Aunque hay que ampliar las investigaciones, parece que lo que para un atleta puede ser una ventaja, para alguien que intenta controlarse el peso puede ser un problema. Y no nos referimos sólo a las calorías del café (que tiene muy pocas, aunque hay que contar con las que tienen, en su caso, la leche y el azúcar) sino, y sobre todo, al hecho de que puede facilitar o aumentar la absorción de las calorías que hemos ingerido con el pan, la pasta el postre y otros hidratos. ¿Café? Si pensamos en la báscula, no, gracias.