Enredos políticos que dan corrientazas

Enredos políticos que dan corrientazas

El peor enemigo que ha tenido el sector eléctrico dominicano es la mala influencia de los políticos. Desde gobiernos que usaban la antigua CDE como fondo financiero para campañas políticas hasta alianzas de conveniencia tan insospechadas como la coincidencia entre el PRD y Pelegrín Castillo al criticar el anunciado aumento de un 8% a la tarifa eléctrica, cada vez que a los políticos se les deja hacer se daña el asunto.

Ayer el PRD solicitó la renuncia de los funcionarios del gabinete eléctrico tras estimar errada la subida de precio, como si se pudiese ignorar las realidades del aumento del petróleo y otros combustibles y la inmensa presión resultante de los intentos del FMI por reducir o eliminar los subsidios.

Los voceros del PRD opinaron que en vez de aumentar la tarifa, el Gobierno debió reducir los salarios de ejecutivos y asesores del sector eléctrico. ¡Pero, por Dios, precisamente eso es lo que ha hecho el actual vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, licenciado Celso Marranzini! Entre los asesores económicos del PRD hay algunos que conocen bastante bien cómo ha pagado en el pasado la CDEEE ciertas asesorías, pero cuando eso ocurría al parecer sí que era bueno…

La realidad es que los precios del petróleo han estado en alza por causa de la violencia y levantamientos populares en los países árabes. A fines de febrero el barril llegó hasta US$120.00. La promesa de Arabia Saudita de aumentar la producción empujó el precio a la baja y a principios de marzo andaba por US$116.00 el barril, más de un 20% por encima del precio de principios de año. El temor por la inestabilidad en Medio Oriente, particularmente en Libia, podría empujar los precios más allá de su pico en el año 2008, cuando llegó a casi US$150.00 el barril.

En vez de oponerse absurdamente a que la tarifa eléctrica refleje sus costos, como requiere la racionalidad económica, los economistas cuyas opiniones están teñidas por su pasión anti-gubernamental, deberían incluir en sus cálculos la preocupación más realista de que las alzas del petróleo y otros carburantes, como el gas natural, alimenten la inflación, forzando al Banco Central a mayores restricciones monetarias que lesionen las expectativas de crecimiento.

Si los políticos quisieran reclamarle al Gobierno, en vez de criticar un alza que es inevitable, pudieran referirse a la duplicación del subsidio o cuán poca gente hay presa por robarse la luz.

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