Enrique Agramonte
Entre la maravilla y lo real

<STRONG>Enrique Agramonte</STRONG><BR>Entre la maravilla y lo real

POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
Enríque Agramonte (1971) nació en La Habana, Cuba, educándose artísticamente en el Museo Napoleónico y en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Tal como ya he advertido, dos de los elementos más impactantes de su  universo visual son su elocuente originalidad y su lúcida despedida de lo racional. En su caso, estamos ante un artista que asume el sueño, el «viaje  intemporal», la memoria  y la poesía como caudales privilegiados para el despliegue de su especializado repertorio imaginario.

A partir de sus recientes exposiciones individuales en el Museo de las Américas, San Juan, Puerto Rico (2003), Obra Galería Alegría, San Juan Puerto Rico (2004) y Cernuda Arte, Coral Gables, Miami, FL (2006), se impone un atento seguimiento  al proceso evolutivo de la obra y personalidad de este novísimo y ya fogueado imaginero del delirio a quien jamás deberíamos perder de vista  si intentáramos profundizar sobre las nuevas expresiones de la pintura cubana de la actualidad. Pero, no  es hasta el pasado año que Agramonte se muda  a Miami, donde viven sus amigos de infancia, desarrollando  una obra autentica en pleno proceso de madurez, alejándose definitivamente  de las influencias antagónicas de Dalí y proyectándose  como uno de los pintores más originales de la pintura cubana de nuestro tiempo.

Una poética de sutil vuelo imaginativo. Una convicción  visceral, una transparente compenetración existencial  con la naturaleza, con la memoria y con los mismos elementos fundamentales del hecho plástico, sostienen la práctica creativa de Enríque Agramonte. Hasta ahora, Agramonte nos ha  dejado  impactados y gratamente sorprendidos por su honestidad de oficio, por sus profundizaciones  en torno al Sistema Pictórico y por los excelentes resultados que está obteniendo en su corta trayectoria profesional. 

En obras como: «El idilio de tenerte» (2006), «A orillas de mi Cayito» (2005), «Yo envuelto entre mis pinceles y tú muriendo de frío» (2006),  «Hoy puedo vivir tranquilo, ayer conocí el amor», «Hay un puente que nos une» (2005), «Mami, te soñé en Bellomonte jugando a las casitas» (2006) y «Publicaré lo que siento para que pienses en mi» (2006), el joven artista cubano amplía su repertorio expresivo mediante la incorporación de una paisajística fictiva que aunque posee una impronta  atractiva ingenuamente kitsch, retiene asimismo su poder de fascinación mediante el imprevisto aire de lo real-maravilloso que  prevalece en sus «simpáticos» y evocadores espacios imaginarios. 

A propósito de esta sugestiva paisajística  del sueño y la memoria que Agramonte exhibiera exitosamente el pasado año con el  prestigioso galerista Ramón Cernuda,  el reconocido escritor y crítico de arte cubano, residente en Miami, Jesús Hernández, sostiene que: «De hecho, su obra pertenece a la nueva corriente paisajista cubana que, siendo urbana o rural, crece alimentada por la búsqueda de motivos representativos de la realidad en la isla. Un registro pictórico que en manos de Enrique Agramante parece basarse en la reinterpretación del entorno a partir de algunas fantasías sustanciadas. Una que sin ser de hadas, sí representa con evocaciones procedentes del pasado».(1).

Pero, en esta muestra, Enríque Agramonte también presentó una serie de trabajos pictóricos que aportan mayores implicaciones culturales  a su producción simbólica. Me refiero a obras como las tituladas, «Cuando te vuelva a ver» (2005), «Se mece en la memoria Boca Ciega» (2005), «Jugando en el Barrio Chino» (2004), «No hay mañana que no te extrañé» (2004), «Le zumba la berenjena» (2004), «Las penas y dichas que cargo en mi jaba» (2004), «Pasito a paso te vas, Tristeza» (2005) y «El Altar de Tomasa lll» (2005). En estos trabajos asistimos como confidentes del artista al  despliegue de una particular simbolización del contexto; de lo social, lo cultural, la memoria, el amor y la nostalgia, tornándose en  auténtica demostración de la capacidad de apertura y trascendencia de su  discurso pictórico

«Máquinas de artillería pesada», llama él mismo a sus últimas pinturas. Así alude al rigor con que procede en la ejecución, a la carga expresiva que subyace en la microfísica material de las superficies y al poder metafórico que sostiene cada una de sus reacciones simbólicas…»La ejecución y el oficio no le son ajenos a Agramonte. Domina el dibujo que despliega con destreza. La soltura con que conforma sus elaboradas composiciones le viene de sus estudios en San Alejandro y del constante ejercitar de «la mano». La gama de su paleta se discurre en los tierras que habilidosamente acentúa y contrasta con toques de coloración intensa. Su estilo se perfecciona a partir de la seriedad que vuelca en su compromiso profesional. (2).

Por su parte, el catedrático y crítico de arte puertorriqueño Manuel Álvarez Lezama observa que: «Cada uno de los escenarios de Enríque Agramonte es un fenomenal mundo donde el hombre y sus sueños se abrazan. Cada uno de sus cuentos está compuesto de pequeñas gigantescas vidas donde la sensualidad, la sexualidad, la política y los más interesantes deseos son anzuelos que nos pescan para enfrentarnos al brutal y generoso espejo de nuestro tiempo» (3).

Humor, ironía, celebración,  teatralidad, romanticismo, fantasía, sentimiento, emotividad y efectividad en la construcción estética se establecen como elementos significativos y enriquecedores en la pintura reciente de Enríque Agramonte. Si contemplamos estas obras detenidamente, veremos que el joven taumaturgo está formando una especie escenario antiguo y conmovedor, un inefable mundo atemporal,  pleno de alusiones íntimas, aristocráticas y populares. ¿Habrá vivido este romántico pintor esos instantes y esas épocas que magistralmente combina con sus vivencias?

NOTAS

(1)Jesús Hernández:  «Fundamento equilibrado». Diario Las Américas, Miami, FL., 08/07/2006.

(2)Caridad Rodríguez Lecuona: «Enríque Agramonte: entre el sueño y el encanto». Catálogo de la exposición. Cernuda Arte, Coral Gables, Miami, FL., Agosto-septiembre, 2006.

(3)Manuel Álvarez Lezama:  «Enríque Agramonte: entre el sueño y el encanto». Catálogo de la exposición. Cernuda Arte, Coral Gables, Miami, FL., Agosto-septiembre, 2006.

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