El vicepresidente nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Enrique Gil, y quien fuera asistente personal del extinto líder perredeísta José Francisco Peña Gómez hasta su fallecimiento, presentó formal renuncia a esa organización disgustado por el trato dispensado por el presidente de la organización, Miguel Vargas Maldonado.
“Deploro compañero presidente que no haya habido un espacio en su ocupada agenda para recibirme aunque fuera una vez durante estos cuatro años de su labor”, indica una carta que le enviara.
Dijo que sentía el deber de comunicarle situaciones que sucedían a su alrededor, que perjudicaban su imagen y su labor.
Expuso que tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe y que lamenta no haber podido ser más útil al partido y a su alta dirección, la que aprecia y valora, pero no acostumbra a mendigar acciones sino corregir errores, si es posible.
El miembro de la Comisión Política del PRD y miembro del Comité Ejecutivo Nacional expresó que en su larga trayectoria por la entidad ha conocido a miles de compañeros desde la más alta dirección hasta los de base. “He asistido al sepelio de cientos de ellos y todavía hoy encuentro alguno que nos recuerda aquella época de oro del liderazgo del gran orador de masas, el siempre presente José Francisco Peña Gómez. Esta fragmentada reseña tiene el propósito de hacerle mención de mi persona dado que a veces la memoria traiciona y no es dada a reconocer, sobre todo nombres”.
Gil, quien además se desempeñaba como director adjunto de la Serin, precisó que con mucha honra ha servido al partido y no tener en sus recuerdos ninguna apreciación de su paso por la organización, “después de un ponderado y pausado espacio en el tiempo me veo en la obligación de renunciar con la seguridad de que guardaré siempre en mi hoja de vida la buena relación que he mantenido con mis compañeros dentro y fuera del país y con usted mismo”.