Enrique Loaeza Tovar
El mundo celebra con
méjico su bicentenario

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Hace 200 años, en el poblado de Dolores, el padre Miguel Hidalgo lanzó el  Grito de Dolores que dio inicio a la guerra independentista de México. Por eso, para celebrar el bicentenario de su independencia, el embajador de los Estados Unidos Mexicanos en el país, Enrique Loeaza Tovar, ofreció una recepción en el salón Anacaona del hotel Jaragua.

A la entrada, el embajador y su esposa, Esther de Loaeza, dieron la bienvenida a los diplomáticos, ministros de gobierno, empresarios y representantes de la comunidad mexicana en el país.

Además de hacer una  síntesis de la historia de su país y su mestizaje,   Loeaza Tovar destacó su satisfacción de compartir con los dominicanos la alegría del bicentenario de la  independencia mexicana, en un discurso que finalizó con  un brindis por la fraterna unión de estos dos pueblos y por la independencia.

Las paredes del salón Anacaona se cubrieron con banderas de México e incluso la iluminación fue con  los colores verde, blanco y rojo.

El toque de festividad del acto lo puso la cantante Lupita acompañada de un mariachi.

Bicentenario

Desde plaza del  Zócalo

El presidente Felipe Calderón presidió junto a su familia la celebración del Grito de Dolores. “¡Viva México!, ¡Viva el bicentenario!, ¡Vivan los héroes de México!” dijo desde el balcón de la casa de gobierno. Al mismo tiempo en todas las gobernaciones de México se realizó esta  ceremonia  y fiestas alegóricas a las tradiciones de cada región; también en todas las delegaciones diplomáticas de los diferentes continentes.  El festejo en  Ciudad México  inició con  un desfile de carrozas alusivas a  las costumbres  prehispánicas y   la cultura popular de ese país, en que participaron siete mil voluntarios  que representaron diversos temas, entre ellos  el Árbol de la Vida,  que recogía  el pasado y el presente a través  de niños nopales que  representaron el futuro de la nación;  El Coloso, creación del escultor Juan Carlos Canfield, con un  peso de siete toneladas y media y una altura de   216 metros;   y  Vuela México en la que participaron 24 acróbatas. En la fachada de la Catedral hubo una proyección con  imágenes de los héroes de la Revolución y la Independencia. Al final, un estallido de 16 toneladas de fuegos artificiales.

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