Enrique Pérez Vélez – Mi amigo, el tenedor de libros

Enrique Pérez Vélez – Mi amigo, el tenedor de libros

Días atrás, mientras firmaba el libro de pésame en una funeraria, escuché una voz que llamaba «básiga», y al acercarme al lugar de donde provenía dicha voz, me topé con un viejo amigo de infancia, excelente Tenedor de Libros a quien hacía años no veía, coincidiendo conmigo allí en la partida de un contemporáneo básiga, que a poco llevaríamos a su última morada de Cristo Redentor.

En mi querido y siempre recordado Macorís del Mar, en nuestra infancia y adolescencia cuando entre amigos existía una verdadera y estrecha amistad, nos llamábamos básiga, por eso al oír esta casi olvidada palabra, despertó en mi mente recuerdos de los años de la primaria y secundaria, de la dorada década del 30 del siglo pasado y de nuestras andanzas con el Tenedor de Libros y el recién difunto.

De regreso del cementerio mientras platicábamos, el amigo Tenedor de Libros me dice con manifiesta indignación, básiga, estamos «cuasi muertos, no porque pasamos la barrera de los ochenta años, si no porque este condenado gobierno está apresurando nuestro deceso y el de una gran mayoría de nuestra empobrecida población, debido a los desaciertos en nuestra colapsada economía, la que hasta agosto del 2000 mantenía una aceptable estabilidad. Nuestra capacidad de compra ha disminuido considerablemente, al extremo que nos resulta difícil adquirir los alimentos básicos y medicinas necesarios para nuestra subsistencia, calamitosa situación que sufre casi toda la familia dominicana. Cada día el «diario» se nos achica, por los elevados costos de los artículos imprescindibles para vivir modestamente, males causados por la peste perredeísta, que por tercera vez padece este noble y sufrido pueblo, rastrillando a seguida, que espera en Dios que la tercera sea la vencida, porque este ha sido el peor gobierno del PRD, que nos ha llevado a la bancarrota económica y moral.

Con el disgusto que mostraba su rostro, indignado expresa que resulta evidente que el equipo económico de este desgobierno no está haciendo lo correcto, como los hechos así lo demuestran. Fíjate, que tanto el gobierno como el grupo que maneja la economía, difunden continua y profusamente por todos los medios de comunicación, que el «agujero Baninter» es el responsable del déficit cuasi-fiscal, en la creencia que de tanto repetirlo la gente lo creerá, pero el grueso de nuestra población bien conoce el principio de lo que en contabilidad se llama «debe y haber» y sabe también que cuando se gasta más de lo que se recibe, la economía sucumbe y, ahí está el detalle.

Como buen Tenedor de Libros me dice, que la gente del pueblo se «debe haber» dado cuenta, que el presidente de todos los dominicanos, tan pronto asumió el poder, su primera acción en contra de la estabilidad económica, fue la de abarrotar la administración pública con miles de compañeros que graciosamente reciben un sueldo sin dar un tajo, desatino que como es natural «debe haber» provocado el primer agujero del desequilibrio económico, hoyo que «debe-haber» agrandado los dispendios de PANAM y profundizado con el derroche de plan Renove, que unido al agujero Baninter, resulta evidentemente cuarteto malhechor del déficit cuasi-fiscal, situación preocupante, porque en cualquier momento «debe-haber» una explosión de disgusto de consecuencias imprevisibles. Que Dios nos libre de mal, termina diciendo.

Mientras el amigo hablaba recordaba a su padre también excelente Tenedor de Libros, en su escritorio de puerta corrediza, con visera de mica verde en su cabeza, un cenicero lleno de colillas de cigarrillos crema, tintero doble con tinta azul y roja, par de plumas negras y roja con terminal de corcho en su unión con la plumilla y papel secante, cotejando en el Libro Mayor los créditos y débitos.

El monólogo continuaba manifestando que, por más número que hago hay cosa que no me cuadra, por lo que ojalá que en algún momento los expertos que manejan la economía de este desgobierno lo expliquen con números, a la vez que se pregunta: ¿Cómo es posible haber llegado a este estado de insolvencia, no obstante haber recibido la inmensa fortuna producto de los impuestos del paquetazo y paquetico? ¿Qué se ha hecho con esos cuantiosos recursos en beneficio de la educación y la salud del pueblo dominicano? parece que nada por las gráficas que a diario muestran los periódicos del deprimente estado de las escuelas y los hospitales en todo el territorio nacional. De la pobreza ni hablar, porque ésta se mide de acuerdo con el índice de delincuencia, la que aumenta cada día con el incremento de la pobreza, que ya no soporta más tanta miseria.

Otra cosa que no encaja en mis cálculos, prosigue, se relaciona con el gran capital en dólares que este gobierno ha recibido en los tres años y cuatro meses de ejercicio, procedente de los múltiples préstamos y los famosos bonos soberanos, que no justifica las carencias y necesidades que estamos pasando. Se puede decir que poco o casi nada ha hecho ésta administración que beneficie a los que habitamos este empobrecido país, con todo ese dinero, al menos que la inversión en los Panam + Renove + Botellas, se considere obras de bien social, de ser así, estamos hechos.

No obstante la debacle económica que estamos atravesando, el secretario Técnico de la Presidencia pregona que nuestra economía es sana, a pesar de estar en cuidado intensivo y los «familiares» buscando más préstamos y aumentando tributos, para atacar ese fatídico virus que la tiene al borde de la muerte.

Con mucho pesimismo concluyó diciendo que espera que el pueblo no se equivoque de nuevo, porque sería catastrófico. Observe el «background» de algunos de los candidatos del peerrede. El reeleccionista del PPH nos tiene pasando las de Caín. Don Fello, en su gestión en el Ayuntamiento del Distrito Nacional, se le recuerda por el desastre en la construcción del elevado de la París y la doña lleva más de tres años dirigiendo el Ministerio de Educación y no ha hecho el «milagro» necesario para que los escolares no continúen recibiendo clases a la intemperie y no tengan que irse al monte para hacer sus necesidades fisiológicas.

Al despedirse me dice frunciendo el ceño, este hombre nos ha empobrecido a todos, no me preocupo por mi porque de momento cuelgo los tenis, si no por mis hijos, nietos y biznietos y por el montón de gente que creyó en el rostro humano de nuestro atípico Presidente. Que Dios nos proteja a todos concluyó.

Tanto me impactó todas estas verdades del mutuo amigo, que decidí hacerla del conocimiento público.

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