Enrique Sánchez colapsó en combates mundiales

Enrique Sánchez colapsó en combates mundiales

POR CARLOS NINA GóMEZ
Veintiséis de mayo, año 1984, Miami Beach, (La Florida) Estados Unidos de Norteamérica… ¡y el colapso de un ambicioso proyecto para el boxeo profesional de República Dominicana!

El 26 de mayo del citado año, un optimista boxeador quisqueyano, Enrique Sánchez, había subido al cuadrilátero -instalado, a la intemperie, en la arena del hotel Car-Lay de Miami Beach, en busca del «Sueño Dominicano».

Un sueño que obedeció -literalmente- a la frase lapidaria del connotado dramaturgo y escritor español Calderón de la Barca y que plasmó en su obra (una de sus grandes obras) «La vida es sueño».

Porque, en efecto, Enrique Sánchez, bravo púgil cibaeño, vio frustrada su gran aspiración de conquistar el cinturón del peso gallo (118 libras) que tenía el aval del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Su rival, el mexicano-estadoundiense Alberto Dávila, se alistaba para poner en juego su cetro mundial.

Reynaldo «Papy» Bisonó, un próspero empresario de la ciudad de Santiago de los Caballeros y, además, conocido deportista, era el apoderado de Sánchez.

Papy Bisonó, quien aunque es más fanático del béisbol que del boxeo -incluso Bisonó fue el primer dominicano en desempeñar el cargo de Comisionado Nacional de Béisbol-, siempre se esforzó para que su pupilo no sólo fuera campeón del mundo, sino que, si lograba el anhelado propósito, pasara a ser uno de los grandes en la historia del rudo deporte.

Su trajinar local

Enrique Sánchez, en los años 80, llegó a ser uno de los boxeadores dominicanos de más presencia en los ensogados nacionales.

Aunque no era dueño de un estilo depurado -él nunca se caracterizó por ser un derroche» de técnica- sí tenía poderr «ocasional» en sus puños.

Pero más que eso, dicen expertos, este gladiador cibaeño siempre fue protagonista de combates y nunca dio muestra de combardía ante sus rivales.

Hizo su debut profesional -perdiendo- el 28 de agosto de 1975. Cayó por decisión en cuatro asaltos ante Máximo Villanueva.

Pero a partir de ese fracaso tuvo una hilera de victorias que llegaron a ocho consecutivas, hasta que volvió a perder, también por decisión en diez vueltas, del siempre recordado – su paisano y también cibaeño- José «Moñita» Jiménez.

Una de las mejores demostraciones ofrecidas por gladiador santiagués fue la que exhibió, el 12 de agosto de 1979, ante el sancristobalense, su tocayo Enrique Mateo. A Mateo lo anestesió en el primer asalto.

En su largo historial (su expediente profesional tiene registro de 56 victorias, 18 derrotas y un empate con 39 nocauts), realizó peleas importantes- adjuntas a las de

Moñita Jiménez y Enrique Mateo- ante sus compatriotas Pascual Polanco, Julio Soto Solano, César «El Patico» Planco y Rafael Sosa

Pero también se resaltan sus memorables combates frente a los extranjeros Manuel Vílchez, Félix Llanos, Ray Villegas, Enrique Brown, Edwin Salgado, Keeley Topson y Louie Espinoza.

Sánchez, quien fue noqueado 17 veces -entre esos nocauts figuran los que le asestaron Alberto Dávila y Miguel «Happy» Lora, en combates por coronas mundiales-, trabajó bastante fuerte en cuadriláteros locales e internacionales.

LA FRUSTRACIÓN

Como ya se ha reseñado en esta serie de reportajes, la década de los 80 fue, en sentido general, positiva para el boxeo profesional dominicano.

Especiamente, porque en esa década tres púgiles quisqueyanos (Leonardo -Leo- Cruz, Eleoncio Mercedes y Rafael Torres), conquistaron sendas coronas mundiales.

Antes del fracaso de Sánchez aquel fatídico 26 de mayo de 1984, el país vio caer, también en reyertas por cinturones mundiales, a Miguel Montilla, Johnny de la Rosa (este joven pugilista de Santo Domingo no pudo adueñarse de una faja en dos ocasiones); Tommy Valoy, Julio Gervacio, quien aunque había ganado el cetro súper gallo en 1987, en la primera defensa lo perdió frente al venezolano Bernardo Piñango; Julio «El Diablito» Valdez y Tony -EL Sordito- Nerys.

Enrique Sánchez, con la protección de su apoderado Papy Bisonó, cruzó guantes con Aberto Dávila en busca del título gallo.

La pelea, que fue transmitida para República Dominicana (en la transmisión trabajaron Apolinar -El Nítido- Medina Díaz (en la narración); este redactor (comentarista) y Ramón de Luna como locutor comercial.

Además, los periodistas Ramón Cuello y Cristhian Jiménez, con la coordinación del autor de estos trabajos, realizaron boletines especiales con todos los detalles previos al combate titular.

Sánchez, quien se presentó al ring en condicioens físicas aceptables, tuvo al borde del nocaut a Dávla quien ya era un veterano de las 16 cuerdas.

En el sexto round se produjo un «aguacero», como mandado por «el enemigo», comentó Apolinar Medina Díaz, y en medio de un fuerte intercambios de golpes, el quisqueyano llevó la mejor arte.

Sin embargo, a partir de ese instante, y cuando parecía que el criollo tenía pleno dominio del pleito, comenzó su desplome… hasta que en el undécimo round, con una sorpresiva y relampagueante lluvia de golpes, Dávila mandó al piso a Sánchez.

Tras ese «ventarrón» de puños, Sánchez, quien daba muestra de un manifiesto cansancio, no pudo ponerse de pie. El árbitro decretó nocaut y Dávila retuvo la corona cemebeísta de las 118 libras.

LA OTRA PÉRDIDA

Enrique Sánchez, después de su fracaso ante Dávila, realizó unos seis combates hasta que volvió a contender por un campeonato mundial.

Esta vez, el 23 de agosto de 1986 (en Miami), su rival era el

colombiano Miguel «Happy» quien tenía como apoderado a Félix -Tuto- Zabala, el mismo que había sido protector de varios pugilistas criollos.

Frente a Happy Lora ya se sabía, según opinión de expertos, que no tenía ninguna posibilidad de coronarse monarca mundial. Y mucho menos, agregaron, después que al dominicano le prerpararon una «trastada» apenas dos días antes del combate.

Esa «trastada», se supo, consistió en «darle larga a la estancia de l retador dominicano en la fila de Inmigración» antes de legalizar su entrada a Miami.

En el sexto asalto Sánchez, aunque siempre dejando ver su valentía y dignidad atlética, cayó a la lona producto de los efectivos golpes del colombiano.

Se repitió la negativa historia: Enrique Sánchez perdió por nocaut técnico y falló en su intento de coronarse titular mundial del peso gallo.

Después de su fracaso ante Hapoy Lora, Sánchez realizó 13 combates de los cuales perdió ocho. De esa cantidad seis fueron por la vía del sueño por lo que ya estaba dando muestra de acentuado declive.

Hasta que comprendió que ya no podía más. Aconsejado por su preparador físico y amigo de siempre, Oscar Núñez, así como de otros compueblanos, el atropellado pugilista cibaeño optó por el retiro y en la actualidad trabaja como entrenador de jóvenes boxeadores de su natal Santiago de los Caballeros.

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