Ensamble Espirituosi en concierto inolvidable

Ensamble Espirituosi en concierto inolvidable

Especial para ¡Alegría! Un verdadero deleite para el espíritu constituyó la presentación en la sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes del “Ensamble Espirituosi”, conformado por las hermanas dominicanas Peña-Comas, –Nathalie –soprano–, Evelyn –flauta– y Nicole –chelo– y los destacados guitarristas Damien Lancelle de Francia y Jonathan Bolívar de Venezuela.

El espacio escénico delimitado por una escenografía hermosa en su sencillez, albergó al joven conjunto que inició su presentación interpretando tres danzas típicas del compositor dominicano Julio Alberto Hernández- –Sarandunga, Guarapo y Yuca– en la que los aires autóctonos alcanzaron una singular belleza lograda en un magnífico arreglo de Juan Carlos Paniagua.

Con la entrada de Nathalie Peña-Comas, la escena tomó un nuevo matiz, y luego de interpretar con gran sentimiento la eterna “Ninfa del alma” de Bienvenido Brens, apareció el duende, y poseídos por su magia que ya no se apartará en toda la noche, músicos y cantante lograron una simbiosis formidable.

Siguiendo con el folclore, de Brasil interpretaron el famoso joropo “Alma llanera”, de Elías Gutiérrez, cerrando este segmento con el instrumental “Menino” de Sergio Assad.

En alas de la música volamos a Francia para disfrutar de las bellísimas “Canciones de arte”, de Gabriel Fauré, con arreglos de Damien Lancelle. En “Le papillón et la fleur” –”La mariposa y la flor”– Nathalie nos envolvió en la fragancia musical y la ambigüedad de los versos de Víctor Hugo. En “Au bord de l’eau” –“Al borde del agua” –la música y la poesía de Sully Prudhomme se complementan, la voz de Nathalie, se torna tierna, acariciadora. Finaliza con “Mandoline” primera de las cinco “Melodías venecianas” de Fauré, con versos de Verlaine.

De regreso a Latinoamérica, el público se emocionó al escuchar la famosa canción de Agustín Lara, “Granada”, en la que Nathalie hizo galas del manejo de la voz. El interesante arreglo, de Jonathan Bolívar dio un nuevo giro a la entrañable canción.

Con “Bachianas brasileiras” No. 5 –Aria (Cantinela), de Héctor Villalobos, Nathalie alcanzó la cima. El arreglo de Damien Lancelle, formidable, logró condensar la esencia de la música, originalmente compuesta para ocho violoncellos y cantante. Evelyn consiguió momentos entrañables con los sonidos que logró emitir con su flauta y Nicole obtuvo con el violonchelo sonidos susurrantes y graves de gran belleza. Damien Lancelle y Jonathan Bolívar se complementaron en un verdadero “tour de force” en el que cada uno mostró el dominio de su instrumento.

Las danzas típicas dominicanas el “Chenché” y la “Mangulina”, de Julio Alberto Hernández, consiguieron una nueva proyección con el arreglo de Juan Carlos Paniagua, cuyo ritmo contagia al público. De Carlos Gardel, su inmortal canción “El día que me quiera” dio oportunidad de nuevo a Nathalie para mostrar su acariciante voz, y luego, en “Hymne á l’amour”, –“Himno al amor”– con sentidos versos de Edith Piaf y música de Margarite Monnot, voz y músicos consiguieron un ensamble estimable.

La noche espléndida de arte, terminó con el joropo del dominicano Billo Frómeta “Toy contento”, encandilando al auditorio. Los aplausos calurosos y prolongados, obligaron a un “encoré”. La samba “Tico-Tico” de Zequinha de Abreu, mantuvo la euforia del momento, quedando todos nuevamente impresionados por el virtuosismo mostrado por los magníficos guitarristas. Y como si no fuera suficiente, el final final nos trajo a “Dolorita” el sabroso merengue de Luis Alberti, que en la voz de Nathalie alcanzó una dimensión insospechada. El arte es uno, no importa el género, lo determinante es la calidad de la música, de los intérpretes y esto es la gran divisa de los integrantes Ensamble Espirituosi.

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