Particularmente considero que la explosiva combinación de exposición a la información televisiva, música e internet, junto a la reproducción de modelos de conducta en hermanos y amigos mayores -en muchos de los casos- contribuye a que las inquietudes en los niños sean más precoces. Por ejemplo, yo entiendo que anteriormente todos cuando fuimos niños y niñas, iniciamos la convivencia social en la secundaria, pero ahora desde quinto grado ya los jovencitos salen a fiestas y bailes, por lo que empiezan prematuramente a ensayar en los noviazgos.
Pero es muy importante que tengamos presente, que a pesar de que los adolescentes de la actualidad maduran físicamente antes, la realidad es que a nivel emocional lo hacen de forma tardía. Por lo que debemos tener en cuenta que en la escuela y por parte de sus amistades tendrán presión, las amiguitas y los amiguitos le animarán a tener novio.
Sin embargo, por lo regular es a los 14 y 15 años que las niñas comienzan con el deseo de tener novio con amigos cercanos o muchachos que pertenecen al mismo grupo de amigos, aunque expertos de esta materia recomiendan entre los 16 y 17 años, pero esto variará dependiendo de la madurez de la adolescente.
Siempre he pensado, que los noviazgos de nuestros hijos deben ser asumidos como ensayos que le ayudarán a enfrentar la vida en la edad adulta, donde ya tendrá que saber cómo llevar una relación de pareja. Por lo que entiendo pertinente que le permitamos vivirlo, pero siempre apoyándolos para cuando lleguen los momentos de lágrimas y conquistas. Si nuestros hijos tienen una madurez social, intelectual o emocional congruente con su edad es fácil que tenga una relación sana.
Y como padres debemos conocer a nuestros hijos, para reconocer que, si cumplen con sus deberes en la escuela y son jóvenes responsables, a los 15 o 16, no habría problemas con que tengan novio. Además, ya a esa edad están más desarrollados mentalmente, y ya le hemos inculcado la moral y los valores.
Es importante que siempre nos mostremos abiertos ante el tema, nuestra hija o hijo tendrá muchas dudas al respecto, escuchemos siempre con suma atención antes de dar nuestra opinión. Es vital que estemos cerca de nuestros hijos y nos ganemos su confianza, para que nos comenten lo que están viviendo, es básico para que podamos aconsejarlos sobre qué hacer y qué no hacer. Y nunca nos burlemos ni le restemos importancia a su noviazgo, no los avergoncemos, ni minimicemos sus sentimientos; y establezcámosles límites y horarios (esto incluye el teléfono e Internet); pero, sobre todo, mantengámonos pendientes sin invadir su espacio, preparándonos para su primera ruptura amorosa, para que apoyemos a nuestra hija o hijo en todo momento.