POR JOSELINE BRITO
Antes de que Dios me bendijera con el privilegio de ser madre, las cosas que tenían que ver con niños (niños y niñas) no llamaban tanto mi atención como ahora. Realmente la vida nos cambia; cosas que antes apenas notaba, ahora son motivo de preocupación, por eso quiero compartir con ustedes estas exhortaciones que me envía una amiga a mi correo.

Enséñales el respeto por las cosas simples y por la naturaleza.

Enséñale a creer en los ideales y que aquellas cosas que no se ven también son realidades.

Diles que el amor no se ve, pero se puede sentir, que la música tiene una explicación, pero que las melodías salen del corazón.

Enséñales a tener esperanzas, pues todos los días sale el sol.

Enséñales a rezar, a cerrar los ojitos.

Enséñales todos los días a trabajar en un pequeño proyecto, diferente siempre.

Estimula su creatividad con sus juguetes y con otros juguetes que ellos mismos puedan crear.

Enséñales a sonreír y siempre acarícialos.

Enséñales que la vida es aprender a ser feliz y que esta nos dará muchas alegrías, pero nosotros debemos darle también un sabor a la vida.

Enséñales que todo lo que llegue a nuestras manos, siempre debemos dejarlo mejor de lo que estaba cuando lo encontramos.

Enséñales el valor del respeto, de la fe, de la confianza, enséñales a ser inteligentes y que no desprecien sus sentimientos, enséñales a amar y que en todo momento sepan que tienen el derecho de vivir y ser cada uno lo que en su vida quiera ser.

Enséñales, y no lo olvides, que se predica con el ejemplo.