Enseñan con precariedad en viejo almacén

Enseñan con precariedad en viejo almacén

POR MARIEN A. CAPITAN
SAN JUAN.-
Vista desde afuera, la Escuela Básica Barrio Nuevo obliga a pensar en la antigua “manicera” o en la posterior “guandulera” que algún día estuvieron instaladas en la edificación: de no saberlo, nadie podría suponer que allí hay un centro escolar.

Descuidado y triste, el edificio parece un destruido almacén de provisiones que quedó abandonado hace algunos años y un buen día fue aprovechado para colocar un montón de viejos pupitres y maltrechas pizarras.

La mayor parte del suelo, de tierra y un montón de piedras que resultan incómodas al caminar, es el mejor reflejo de lo que enfrentan cada día los 590 estudiantes que tienen el plantel en sus dos tandas: un mundo inhóspito y lleno de obstáculos.

Su primera dificultad, a la hora de aprender, es el mismo espacio: abierto, con una vieja máquina en el medio, reúne a siete “aulas” al a la vez. Sin división, separadas por las pizarras y algo de terreno, estar ahí cuando se está dando clases es un acto de heroísmo dada la bulla y el caos que se puede armar en cuestión de segundos.

Amén de que los profesores casi tienen que gritar para que los alumnos los escuchen, las propias voces de los docentes se mezclan en una dudosa sinfonía que puede traducirse en angustia para el que no está acostumbrado a este tipo de plantel con “todo incluido” en el mismo salón.

Ahora bien, si el visitante llega en el momento en que en uno de los cursos se esté cantando una cancioncita de esas pedagógicas que suelen utilizar los maestros para enseñar de forma más entretenida, el asunto será tres veces peor.

Dejando de lado el sucio de las paredes, las ventanas rotas o la forma en que el olvido se ha instalado en cada rincón, hay otro punto que llama la atención: el techo de zinc, además de unos agujeritos que se descubren por aquí y por allá, tiene unos cuantos huecos porque le faltan planchas.

A causa de ello, en cuanto el cielo está muy nublado tienen que despachar a los alumnos, tal como lo afirma la directora del plantel, Germania García, quien aseguró que estar en la escuela cuando llueve es un desastre.

Por otro lado, García se quejó de que lo peor del caso es que ellos tienen un plantel a medio construir. La obra, que está abandonada desde hace cuatro años, fue iniciada por la gestión anterior del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Pasando a otra “aula”, el segundo grado de básica está ubicado en una anexada rancheta que resulta ser bastante oscura y claustrofóbica. La novena aula, con pocos estudiantes, es la que está en mejor condición puesto que funciona en lo que una vez fue la oficina de la empresa que funcionaba aquí.

Nueve supuestas aulas y un plantel a medio construir. Eso tienen los alumnos de la Escuela Barrio Nuevo, un plantel que funciona en este viejo edificio desde hace diez años. Desde aquel tiempo, sólo han podido sellar el sótano en el que antes se guardaban el maní y los guandules. Además, quizás para que no decaiga el ánimo, han puesto dibujos infantiles sobre las pizarras. Algún día, porque siempre vale soñar, esperan poder poner esos dibujos en su nueva escuela.

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