Entender ascenso de Hipólito para comprender la caída

Entender ascenso de Hipólito para comprender la caída

A raíz de los resultados electorales de 2000, el entonces Presidente Fernández pronunció una frase lapidaria: “los que no entendieron las causas de la victoria de 1996 no pueden entender las causas de la derrota en 2000”. Y viene como anillo al dedo pues en las actuales circunstancias los que no entendieron las causas del ascenso en las simpatías de Hipólito Mejía, tampoco pueden entender o aceptar las causas del derrumbe.

La reforma constitucional habilitó electoralmente a Hipólito Mejía, los errores del Presidente del partido, el inflado “exógeno” y una que otra trapisonda le permitieron obtener el primer lugar en la convención del 6 de marzo de 2011, con una diferencia de apenas 63 mil votos (53.30% vs 46.70%). Tras un impasse de un mes y cinco días, el Presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, aceptó los resultados y anunció su integración y los suyos en aras del partido recuperar el poder.

Desde el 11 de abril Hipólito Mejía corrió solo y montando en la ola de las insatisfacciones, ante un gobierno sometido a un ajuste fiscal al calor del programa con el FMI, alzas de precios originadas en otro choque mundial de los precios, y con la interrogante de si el Presidente Leonel Fernández saltaría la cerca de otra reforma constitucional para aspirar a la reelección, o si la Primera Dama participaría en la convención interna. El 26 de junio Danilo Medina obtuvo un contundente triunfo, esa misma noche todos los precandidatos le alzaron los brazos y comenzaron a despejarse las dudas.

Todavía en agosto las encuestas situaban a Hipólito Mejía como puntero en las simpatías en un rango que oscilaba entre 15-23 puntos; fue la época de los viajes por Europa y las islas del Caribe, en la cual se acentúo la división interna en la medida que eran seleccionados con el dedo del candidato los adeptos de Vargas Maldonado llamados a participar en la jefatura de campaña, no como se había acordado; se  “repartían” las posiciones del futuro gabinete y en las reuniones con los íntimos contertulios se saboreaba la futura aplicación de la aplanadora al otrora Secretario de Obras Publicas que osó retar el liderazgo de un “papᔠque en ese momento parecía invencible.

 Danilo Medina, a pesar de los resultados de las encuestas, las que se publicaban y las internas, mantuvo una intensa movilización por todo el país mientras exhibía un discurso de propuestas sobre los principales temas nacionales y simultáneamente el Presidente del partido demostraba su integración y apoyo sin reservas al candidato (demoliendo una de las principales apuestas del PPH) relanzaba el gobierno con inauguraciones, reuniones con las comunidades e inicio de obras.

Para cuando Danilo Medina anunció formalmente el 2 de noviembre que su compañera de boleta lo sería la Dra. Margarita Cedeño de Fernández, las encuestas más acreditadas retrataban el cambio en las tendencias: Danilo subía e Hipólito bajaba.

El discurso de propuestas de un candidato con preparación y experiencia, un gobierno con una extraordinaria obra macroeconómica, social y de infraestructuras; un Presidente del partido encabezando uno de los frentes de campaña, una candidata Vicepresidencial que es un fenómeno de popularidad en jóvenes y mujeres, un PLD unido erigido en la más formidable maquinaria electoral, trece partidos aliados y un sector externo con más de un millón de votos; representa una sumatoria de voluntades  que explican el posicionamiento de la candidatura de Danilo Medina.

Ocho prestigiosas encuestan muestran cómo las intenciones de voto a favor de Danilo Medina aumentan de forma sostenida, mientras Hipólito Mejía decrece; se marca una tendencia irreversible.

Y los que no entendieron las causas de la “burbuja Hipólito”, tampoco pueden entender, y mucho menos aceptar, el derrumbe de esa candidatura y la inevitable derrota el 20 de mayo.

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