Uno de los aceites esenciales más populares es el de lavanda, de larga tradición como armonizador general, liberador de tensiones, relajante, antiséptico, suavizante, cicatrizante y reparador de ios músculos cansados.
La lavanda se utiliza sobre todo en masajes, en hornillos, baños, compresas y cremas para suavizar la piel, aunque también se lo emplea para aliviar lastimaduras, quemaduras, golpes, acné, psoriasis y otros problemas cutáneos. Mezclado con enebro y romero, se lo usa en tratamientos para los dolores auriculares. Sobre todo, la lavanda induce a la relajación y la calma, por esta razón el amplio uso cosmético de su aroma, incluyendo los productos propios para bebés. Es además muy hidratante así que no sólo conseguiremos mantener un rostro limpio y purificado, sino que además mejorará notablemente la hidratación de nuestra piel. Mezclado con unas gotitas de naranja puede ayudar a relajar a los bebés y conseguir así que sus sueños sean más dulces y profundos. Será suficiente una gota de cada uno de ellos en su almohada o empezar a vaporizarlo unas horas antes de poner al bebé a dormir en su habitación.