POR GERMAN MARTE
Sus fundadoras quisieron que en vez de un minuto Dios tuviera sesenta, y decidieron llamar «La Hora de Dios» a la entidad que desde hace más de 30 años desarrolla una discreta pero valiosa y sostenida labor a favor de personas de muy escasos recursos del barrio Buenos Aires y otros sectores de Santo Domingo.

Como un ejército de laboriosas hormigas, oftalmólogos, médicos generales, odontólogos, profesores, monjas y personal de apoyo de la fundación laboran 365 días cada año, para aportar su granito de arena a la sociedad dominicana y lo hacen «por amor». En efecto, la mayoría del personal de esta singular institución es voluntaria.

Pero en este caso se aplica la frase que dice «la fe mueve montaña». Y ha sido precisamente la fe en el trabajo y en la solidaridad de gente de buen corazón como se ha mantenido por más de tres décadas esta obra, «esto se ha hecho pidiendo y a fuerza de voluntad», expresa doña Alfonsina Perozo, presidenta de la Fundación.

«Aquí tenemos departamento de oftalmología, donde se hacen cirugías de cataratas y «unas»; tenemos consultas médicas, radiografías, laboratorio, departamento dental, guardería y un colegio que va desde primaria hasta el bachillerato», explica con entusiasmo doña Alfonsina.

En los distintos niveles, más de cien niños reciben educación completamente becados por la fundación.

Y en el área de salud, entre niños y adultos, son más de 17 mil las personas que son atendidas en los consultorios de La Hora de Dios. Mientras que en odontología atienden alrededor de 15 mil pacientes cada año.

Aquí no se trata precisamente de servicios gratuitos, pero los precios son asequibles, porque el objetivo es que el trabajo llegue a los más necesitados, pues allí atiende personas que vienen de lugares tan lejanos como Nagua.

LA GUARDERÍA

Cuando Rosario de Armenteros, habla de la guardería, la define como el proyecto más hermoso de La Hora de Dios.

En la guardería, explica Armenteros, reciben niños desde seis meses hasta los tres años, y a partir de entonces los envían al colegio.

Al menos 120 niños reciben allí atenciones de un personal especialmente entrenado para tales fines, de modo que los padres puedan ir a sus centros de trabajo con la tranquilidad de que sus hijos estarán bajo cuidado. Además de alimentación y cuidado, los infantes cuentan con áreas de juego.

Y aunque opera con un déficit de RD$40 mil al mes, se mantiene con el apoyo de manos generosas.

LA RIFA

Pero sostener una obra como esa cuesta dinero, y mucho. Y aunque reciben la ayuda de las secretarías de Salud Pública y Educación que pagan parte del personal, la nómina se eleva a RD$450 mil mensuales, casi RD$6 millones al año.

Por eso, cada año, la directiva de la Fundación La Hora de Dios, organiza un par de actividades para recaudar fondos y poder seguir hacia delante.

Esta vez, como el año anterior, han organizado la rifa de una yipeta y esperan que nuevamente las personas de buen corazón colaboren adquiriendo boletos contribuyendo de ese modo a que cientos de niños reciban cuidado y educación de calidad.

Son apenas dos mil boletos y cada uno vale mil pesos, pero doña Alfonsina resalta que al ser limitado el número de boletos las probabilidades de ganar son mucho más altas, además de que con la compra se contribuye a una causa noble. La rifa se efectuará el próximo diez de marzo del 2005.  

Como en los años anteriores, esta vez, la directiva de la Fundación La Hora de Dios espera recibir el respaldo del sector empresarial y de todas aquellas personas que cada vez han sabido brindar su respaldo generoso a una obra tan digna como hermosa.