Entierran otro con fiesta y disparos

Entierran otro con fiesta y disparos

POR ELÍAS RUIZ MATUK
Por segundo día consecutivo, grupos organizados en barrios de la parte alta de la capital convierte en un ritual de tiros al aire y disfrute de bebidas alcohólicas el entierro de uno de sus compañeros. Sandro Arias Féliz, de 27 años, asesinado el lunes a tiros por un encapuchado, fue sepultado ayer en medio de una «fiesta» amenizada con bachatas y disparos al aire.

El entierro se hizo en el cementerio obrero de Cristo Rey.

El pasado martes, el entierro de un presunto delincuente muerto a tiros por la Policía se convirtió en una manifestación y Sus admiradores lo sepultaron cubriendo su féretro con la Bandera Nacional.

Arias Féliz tenía en Cristo Rey un negocio de alquiler de carretas y caballos para los buhoneros del Mercado Nuevo.

Jamaico Arias Féliz, hermano de Sandro, dijo que su pariente fue asesinado frente a un billar ubicado en la avenida Los Mártires, en el barrio Juan Pablo Duarte, en el sector de Villas Agrícolas.

Dijo que fue atacado por un individuo vestido con una capa negra y con el rostro oculto con una capucha. Este individuo, dijo, disparó contra un grupo de jóvenes sin mediar palabras.

En el momento de la ceremonia de enterramiento los disparos se mezclaron con el llanto de la madre, esposa e hijos de Sandro, y la música que salía de una camioneta provista de altoparlantes. De acuerdo con algunos de los asistentes a la ceremonia, la música era la preferida del fenecido. También se brindó con ron y cervezas frente al sepulcro. Cuando comenzaron los disparos algunos de los asistentes pidieron a los periodistas no alterarse «porque son disparos al aire. Sigan adelante, que son tiros al aire».

Un joven que disparó todos los tiros de una pistola nueve milímetros pidió otra arma a sus compañeros, pero cuando delante de los reporteros pidió le pasaran «la otra», se la negaron porque «no nos podemos quedar desarmados».

Sandro deja dos niños, Sandra y Sandy Miguel, de ocho y cuatro años, en la orfandad. Tenía 20 hermanos.

Le sobreviven su madre Aída Arias Ogando, de 72 años, y su padre Hilario Féliz, de 76 años.

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