PUTIS, Perú. AP. Decenas de familiares de campesinos asesinados hace más de dos décadas por las fuerzas armadas sepultaron los restos de las víctimas en un cementerio construido para la ocasión en un remoto poblado andino del sureste de Perú donde se produjo la matanza.
El entierro se realizó en Putis, una pobre y alejada comunidad campesina de la región Ayacucho, donde culminaron las exequias iniciadas el jueves en Huamanga, la capital de la región, desde donde los deudos recorrieron casi 48 kilómetros junto a los 92 ataúdes blancos que contenían la osamenta, en muchos casos incompleta, de igual número de víctimas. La matanza de Putis ocurrió en 1984, pero no se conoció sino hasta el 2001.