Entonces, hijo mío, todo será distinto

Entonces, hijo mío, todo será distinto

Cada cual habla de la fiesta según como le fue, aunque luego tenga que halarse los moños, callar debido a las barbaridades que dijo borracho y rascarse el bolsillo para hacer frente al malgasto de la noche anterior. Eso ocurre cuando se trata de una persona que intenta ganar el respeto de los demás y es capaz de reconocer sus meteduras de pata para aprender de ellas y no repetirlas.

Cuando se trata del gobierno, la situación es diferente, habrá que ser muy ingenuo para pensar que el gobierno no sabe lo que hace el gobierno, cuando lo hace mal.

Habrá que ser muy ingenuo para creer que la gente del gobierno es ciega, sorda, pendeja e idiota. ¡No! La gente del gobierno lo que sí tiene es la capacidad de maniobra que ofrece el tener en sus manos la maquinita de hacer pesos para provocar todo lo que se provoca con hacer más papeletas o recoger papeletas.

Cuando nos enamoraron con los billetes de dos mil pesos mucha gente se alegró, la economía anda tan bien que ya los billetes de mil se han arrugado tanto que es preciso fabricar más.

Es cierto, el uso, el manoseo permanente de billetes de determinada denominación enseña que el movimiento económico que impone el uso de esos billetes grandes es debido, entre otras cosas, a que el poder del dinero se deteriora o a que el costo de los bienes y servicios aumenta de manera tan violenta que los billetes grandes se arrugan, adquieren mal olor y se pudren, como decía mi amigo Cuchito Álvarez.

Voces autorizadas llaman la atención para que el país conozca los resultados del endeudamiento sin fondo que algunos funcionarios irresponsables aumentan con tal alegría que se pudiera pensar que o son idiotas, o son abusadores, o son ciegos y sordos para lo que les conviene. Y lo que les conviene, desde el punto de vista de su actuación corrompida, es que haya mucho dinero para gastar, malgastar, aguajear y engañar, mientras con la otra mano se embolsican los dineros del erario.

Ahora que el Banco Mundial, u otro instrumento de dominación económica, llama la atención sobre el nivel de endeudamiento nacional y las dificultades para pagar la deuda eterna algunos se alarman, como si durante tanto tiempo no hubieran estado informados sobre de dónde sale tanta riqueza concentrada en manos de carajetes que ayer andaban con una mano adelante y otras atrás y hoy son grandes potentados.

Día llegara en que podremos tomar los puertos, los aeropuertos y la frontera para que no puedan huir, para que los llevemos a las cárceles en lo que son juzgados por los tribunales, y entonces, hijo mío, como dijo el poeta nicaragüense, todo será distinto.

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