Entorno de la UASD se arrabaliza; desaparece sosiego

Entorno de la UASD se arrabaliza; desaparece sosiego

POR GERMAN MARTE
Hasta hace unos años, vivir en la Ciudad Universitaria era un privilegio y motivo de orgullo por la higiene, seguridad y tranquilidad que caracterizaban el sector –excepto durante los esporádicos enfrentamientos entre policías y estudiantes-; ahora, sin embargo, el entorno de la UASD luce arrabalizado, donde se puede hablar de cualquier cosa, menos de sosiego. «Esto empezó con los guagüeros se instalaron ahí. Y lentamente esto se transformó de un lugar tranquilo a una zona que no se aguanta», expresó Jonathan Espinal.

El jolgorio en torno a la UASD comienza desde la aurora y no da tregua hasta las diez de la noche, cuando sale el último estudiante. Allí no hay espacio para la tranquilidad. Sobre todo en las proximidades de las entradas, donde una veintena de rutas de carros y de guaguas tienen sus terminales.

En las puertas de la Universidad Primada de América, y en sus alrededores, hay desde chineros hasta vendedoras de panties, pasando por quipes, guineos, helados, piña, gomitas para amarar el cabello y cintas para colgar el celular.

Pero lo que más molesta a los vecinos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo es el ruido, el desorden y la basura que desde que sale el sol producen choferes que se desayuna, comen y cenan frente a sus residencias sin reparar en que ellos, como propietarios, tienen derecho a vivir en paz, al menos en sus casas.

«Tenemos un control de guagua que hace imposible transitar por el mismo frente de la puerta del lado Oeste, que da a la Máximo Gómez», explicó la licenciada Marisol Peña, quien reside en la zona universitaria desde hace quince años.

Explicó que en torno a las paradas se colocan un sinnúmero de vendedores  que cuando se retiran dejan todo tipo de basura, aguas sucias, «realmente parece uno de los peores barrios de Santo Domingo», por la bulla, las malas palabras, los accidentes y los pleitos entre choferes y cobradores de guaguas.

Si antes era una zona residencial tranquila, ahora predominan los colmadones repletos de estudiantes tomando alcohol, con música alta, manifestó. Considera que el ayuntamiento debería buscarle una salida a la situación de los buhoneros, sin maltratarlos.

El estudiante haitiano Josué Joseph entiende que el mayor problema para quienes residen próximo a la UASD es la contaminación auditiva y la basura. Empero, reconoció que la seguridad ha mejorado desde que la Policía comenzó a operar el llamado «corredor universitario».

En el residencial Fedora, de la calle Santo Tomás de Aquino, quedan pocos apartamentos donde los ladrones no hayan hecho de las suyas. Los ladrones se roban hasta las escobas y las cubetas, si las encuentran mal puestas.

La situación tiene hastiados a residentes como Daysi Bastardo, quien ha decidido poner en venta su apartamento.

«Todos hemos tenido que reforzar las medidas de seguridad. Mire yo tuve que poner una puerta que divide la sala de las habitaciones, porque se entran por la galería; es como un escalador, un vampiro. En el apartamento de la segunda se han metido dos veces, allí entró un encapuchado», expresó la señora Daysi Bastardo, quien se mudó de la Correa y Cidrón a la Santo Tomás de Aquino huyéndole a la arrabalización de aquella avenida, pero ha venido a dar a otra peor.

«La zona está completamente arrabalizada. Todos los días, cuando uno se levanta hay un vendedor nuevo: yo descubrí uno hoy que vino a vender manzana de oro, y una señora allí vino la semana pasada y puso un comedor, y viene otro y pone un ´chimichurri, y vienen todos, las paradas de guagua, la bulla», expresó Bastardo.

Dijo que desde la instalación de varias paradas de guaguas y la llegada de decenas de vendedores, la tranquilidad quedó interrumpida.

Los vecinos están cansados de reclamar a las autoridades, se han reunido con el rector, le han enviado cartas al síndico para que desalojen a los buhoneros, «pero vienen un día y lo quitan y en la tarde vuelven otra vez».

El norteamericano Darcy Roller lleva cuatro años viviendo en la calle Santo Tomás de Aquino, frente a la puerta Oeste de la UASD, y afirma que antes la vida en lugar era «very quiet» (muy tranquila), pero ahora es muy ruidosa. Considera que al menos las autoridades deberían habilitar parqueos para las guaguas que tienen sus paradas en la zona.

Oliver Daneri, residente en la calle Cantera, próximo a la José Contreras, dijo que las guaguas públicas se parquean frente a la salida de su casa y hacen caso omiso a los pedidos de que se quiten, «para usted salir tiene, tiene que esperar hasta diez minutos a que ellos se muevan de ahí, porque no tienen cortesía, es una cosa tremenda.Yo no sé ni que decir».

DEFIENDE BUHONEROS

María Emilia Encarnación, estudiante de Comunicación Social, defiende la presencia de los buhoneros en torno a la universidad. Adujo que dentro en el comedor universitario no hay espacio suficiente para que los miles de estudiantes puedan comer.

«A uno se le va el tiempo haciendo filas. A veces no te gusta lo que cocinaron, entonces yo no estoy de acuerdo con que hayan retirado los buhoneros. Considero que el cabildo debe reubicarlos, pero por favor que no los retiren».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas