Celoso, a la hora de cuidar la imagen del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), el conductor de un camión recolector de basura reaccionó de manera violenta al percatarse de que dos personas fotografiaban el cúmulo de desperdicios que su personal retiraría de la zona universitaria.
Tras estacionar abruptamente el camión, como si tuviera intención de lastimar a quienes estaban allí, el conductor se desmontó del vehículo y, en tono irascible, preguntó: ¿Qué pasa aquí?
Al hacerlo, se descubrió la camisa para mostrar el arma que portaba oculta en la cintura.
Igual actitud que el conductor asumió uno de los vendedores ambulantes ubicado a pocos metros de la entrada a la estación Amín Abel del Metro, incómodo también al caer en cuenta que alguien advertía la gran cantidad de basura acumulada en el lugar.
En un tono más amenazador que de petición, y solicitando la publicación de la foto tomada luego de la llegada del recolector de basura, el vendedor terminó vociferando insultos.
Acto seguido, las circunstancias y el ambiente parecían aconsejar abandonar el lugar.
Modernidad Vs sucio. Salir de la estación Amín Abel puede ser decepcionante para cualquiera que viviera al dejarlo, la limpieza del Metro. Abruma ver la arrabalización que bordea a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
El cúmulo de basura, la proliferación de freidurías y el desorden de conductores de vehículos por allí evidencia que, a pesar de la modernidad del Metro bajo tierra, en la superficie hay zonas de la ciudad inseguras, inhóspitas.