La vicecanciller hondureña, Nelly Jerez, advirtió este jueves a sus compatriotas que la entrada a EE.UU. de una caravana de más de «1.250 migrantes» que partió este miércoles de su país va a ser «nula», e hizo un llamado a no exponerse a la pandemia y a la creciente «xenofobia» en Guatemala y México.
Jerez explicó en una entrevista con Efe que la crisis debido a la COVID-19 ha exacerbado la xenofobia contra estos inmigrantes en su camino hacia Estados Unidos, donde «la posibilidad de que se queden es nula, aun con familias o niños».
La funcionaria, que se encuentra de visita en Estados Unidos, recordó que el gobierno de este país repatrió entre octubre de 2019 y septiembre pasado más de 335.000 inmigrantes, entre ellos unos 35.000 hondureños, 40.000 guatemaltecos y 200.000 mexicanos, entre otros.
Jerez explicó que se trata de la primera caravana durante la pandemia de la COVID-19 que agrega un riesgo aún mayor al que ya se exponen estos migrantes, que dijo, son sometidos a extorsiones, tráfico de personas, secuestros, explotación sexual e incluso la muerte.
La vicecanciller, que hizo un llamado a los migrantes a desistir del viaje, recordó que solo desde enero pasado han sido devueltos a Honduras 31.022 ciudadanos de ese país, entre ellas unos 12.000 de Estados Unidos y unos 17.000 de México.
La vicecanciller dijo que autoridades hondureñas harán próximamente una gira por el norte de México donde calculan hay muchos más migrantes hondureños varados que no han podido ingresar a Estados Unidos.
Jerez, que inaugurará este sábado un consulado en Charlotte (Carolina del Norte), subrayó que se trata de una ruta de «dolor, luto y muerte» que desde 2014 ha dejado al menos 555 desaparecidos.
Recordó que desde 2018 se han formado en Honduras al menos once caravanas, auspiciadas por «grupos criminales compuestos por traficantes de personas, crimen organizado y políticos sin escrúpulos», y que está sería la cuarta que logra salir del país.
Una de las caravanas más multitudinarias, que salen en búsqueda de mayores oportunidades, huyendo de la violencia y buscando la reunificación familiar, y la primera de este tipo fue la que partió en octubre de 2018 con más de 4.000 personas.
La nueva partió el miércoles por la noche de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, y avanza hoy a la altura de la frontera con Guatemala, en El Corinto, dijo la funcionaria.
Jerez explicó a Efe que unos 500 ya han logrado pasar a territorio guatemalteco y recordó que Guatemala, así como Honduras, está solicitando prueba de la COVID-19 para todo aquel que quiera ingresar a sus territorios.
La vicecanciller reiteró a estas familias que el riesgo es grande e hizo un llamado a no utilizar a los niños como escudos o como pasaportes porque Estados Unidos no los está dejando entrar.
Por otro lado, Jerez desmintió versiones de que se trate de unos 5.000 migrantes.
TPS, LA PRIORIDAD DIPLOMÁTICA
Sobre si ha tenido conversaciones con el gobierno estadounidense acerca de la caravana, señaló que mantienen los contactos diplomáticos y que en especial están abogando para que puedan «permanecer» en Estados Unidos unos «42.000» hondureños que están amparados con el Estatus de Protección Temporal (TPS).
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha buscado la eliminación de este alivio migratorio, pero se ha encontrado con reveses en las cortes que han logrado extenderlo hasta enero de 2021.
Jerez dijo que si se hace efectiva su eliminación serían hasta 100.000 los hondureños que tendrían que regresar a su país si se tienen en cuenta a sus familias.
EE.UU. ha concedido el TPS a países como Honduras y Nicaragua tras el paso en 1998 del devastador huracán Mitch, a El Salvador a raíz de una serie de sismos en 2001, a Haití en 2010 por su catastrófico terremoto y a Sudán en 2014 con motivo del conflicto de Sudán del Sur.