Entre dos males

Entre dos males

Ayer, al frente de la industria azucarera, al joven gerente le llovió un mercado preferencial con precios medios de 0.17 de dólar la libra, y para lograr grandes producciones se sintió obligado, entre otras cosas, a hacer de cada general un colono; al dejar el mando, la caja tenía 100 millones de dólares y él una fama sombría.

En un ayer más próximo, el viejo colono azucarero colocado al frente de la misma producción tuvo la suerte de un mercado preferencial con precios medios de 0.27 de dólar la libra; llenó la empresa de compañeros y al concluir todo estaba quebrado y se quiso infamar porque le daba trabajos sin concursos a un hijo en un taller de mecánica, y porque trasladó un tresillo de madera desde una casa de la empresa a su casa de campo.

Honradez y eficiencia no siempre van de manos; pero, cuando ninguna de las dos concurre, entonces se enreda la cabuya.

Vienen al caso los recuerdos frente a la madeja de compromisos asumidos por el Estado tras la capitalización del sistema energético, que se muestra tan difícil de desenredar como la gangorra de una chichigua, que es mejor dejarla de lado y a comprar otra totalmente nueva.

La capitalización empezó antes de la ley que la norma tomando, como precedente, los ensayos de empresas generadoras dotadas de contratos donde los precios de lo producido se calculaban en referencia a los costos de la ineficiencia estatal.

De ahí en adelante se nada sobre el espeso líquido de lo mismo.

Por ello, los generadores tuvieron ganancias iniciales superiores al 40% anual y en principio creció la capacidad instalada que ahora aparece encogida, o apagada. Nunca ha sido posible separarse del origen, no del origen de la capitalización, sino del origen primario de la estatización.

La compra por el Estado del sistema energético, en enero de 1955, se hizo por 13,200.00 pesos y ya en abril 27 El Jefe proclamaba “Energía eléctrica barata y abundante, para llevar a cada hogar dominicano el máximo confort”….. “al anunciar una nueva tarifa que contiene sustanciales reducciones” para los habitantes de los ensanches Luperón, Espaillat y más tarde Ozama: una tarifa fija de un peso sin importar consumo, con lo que al bono de la vivienda de entonces se agregaba el bono de la luz, también de entonces, y se afincaban los promovidos sociales de su Erario, al que él llamaba peculio.

En febrero del 58 se hizo una primera inauguración, ¡un edificio!, de 500 mil dólares.

En el gobierno de los 10 años hubo 13 administradores, en éstos, un solo dios verdadero, y duradero; nadie ni nunca ha permanecido más tiempo al frente del negocio, y nunca se ha deteriorado tanto el mismo, tanto que aceptado está por la población que el apagón es parte de la vida. Cogentrix, el peor de todos los contratados del PLD fue aprobado por un Congreso de mayoría PRD, y elogiado hasta la náusea. ¿Colusión o ignorancia?

Es un delito de unidad nacional, como es negligencia de todos la realidad energética.

Pagar honorarios a abogados a quienes se le vencen plazos y no prever, o asumir, las liquidaciones de los gerentes es ¿colusión o ignorancia?.

Y, como dice Federico Martínez, a la vez que sustenta con metódica elocuencia Bernardo Castellanos, se inclina uno a pensar que el mal está en la corrupción, aunque es evidente la incapacidad.

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